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su médico de cabecera en las cuatro
últimas semanas. Estos sujetos no
comentan sus ideas de tristeza o suici-
dio porque consideran que la depresión
es una parte normal del envejecimiento.
La valoración y el tratamiento del riesgo pacientes de cualquier edad deberían
de suicidio provocan ansiedad en el pro-
fesional sanitario. A pesar de que la
mayoría de los médicos reconoce al
paciente deprimido, pocos consideran
que la ideación suicida en el paciente
mayor es una condición grave que puede
responder al tratamiento. Esto no quie-
re decir que el médico no quiera tratar a que influye en la calidad de los cuida-
estos pacientes, simplemente lo hace
con menor frecuencia. Por este motivo
es necesario que los profesionales sani-
tarios sean conscientes de sus propias
creencias acerca del suicidio en la
población mayor y comiencen a tratar la
depresión con mayor frecuencia para
mejorar la calidad en la atención. Pare-
ce ser que las preocupaciones por la
salud mental y las dificultades en las
relaciones experimentadas por los mayo-
res no son consideradas con la misma
intensidad que en la población más
joven.
El mayor frente a las medidas que pro- reciben más información acerca de las
longan la vida. La edad influye en este
tipo de decisiones. Los sujetos más
mayores sobrestiman la posibilidad de
supervivencia tras la reanimación car-
diopulmonar. Sin embargo, pocos la
aceptan cuando se les explican las ver-
daderas posibilidades de recuperación.
La actitud más coherente y útil es la
discusión sobre las diferentes opciones
de reanimación en el momento del
ingreso. Esto requiere una seria discu-
sión, basada en la información, antes de
que se llegue a ese hipotético momen-
to. Todas estas decisiones tienen mayor
trascendencia en sujetos de edad avan-
zada con enfermedades crónicas.
A la vista de estos hechos es más
lógico establecer un plan de reforma de
los cuidados, con reorientación de los
recursos hacia la prevención de la dis-
capacidad y el planteamiento de los
cuidados a largo plazo, con el objetivo
de mantener la independencia funcio-
nal y evitar así la hospitalización. En
identificarse aquéllos con enfermeda-
des crónicas y deterioro funcional para
establecer medidas precoces que pre-
serven la función.
El mayor y su relación con el profe-
sional sanitario. Un factor fundamental
La discriminación en medicina no es más
que el reflejo de una sociedad ageista.
dos ofrecidos al mayor es la persisten-
cia y perpetuación de actitudes ageis-
tas por parte de los trabajadores que
realizan su labor en el ámbito sociosa-
nitario. La educación y el respeto son
fundamentales y deben ser promovidas
para favorecer las actitudes positivas.
Existe poca evidencia sobre la existen-
cia de este tipo de actitudes en la visi- medicina deberían estar basadas en el
ta médica. Parece ser que los mayores
enfermedades que padecen y los trata-
mientos disponibles cuando acuden al
médico. En la entrevista médica se
advierte más cortesía y formalidad res-
pecto a la mantenida con pacientes
más jóvenes. La discriminación por la
edad, que puede estar presente de
forma subliminal en la relación médi-
co-paciente, parece compensarse con
la comunicación. Quizá sea este el
motivo que explica el mayor grado de
satisfacción del mayor con los cuidados
que recibe, a pesar de presentar un
peor estado de salud que los pacientes
más jóvenes. Por otra parte, este grupo
puede presentar más dificultades en la
fase de comunicación debido a la
mayor frecuencia de bajo nivel cultural
y la mayor severidad de las patologías
que presenta.
En estudios realizados con diploma-
dos universitarios de enfermería, basa-
dos en la relación con los pacientes de
mayor edad, se detectan ciertos dilemas
éticos: tratamientos cuestionables, con-
flictos con el núcleo paciente-familia, y
dudas sobre el empleo de restricciones
físicas. Estos problemas pueden ser el
germen de una actitud discriminante.
Por ello, son necesarios programas de
intervención, basados en la ética, que
faciliten la toma de decisiones.
CONCLUSIÓN.
La edad, considerada de forma ais-
lada, es un pobre marcador de disca-
pacidad. Las decisiones tomadas en
beneficio potencial de la persona. Pro-
bablemente la reducción de costes será
más efectiva si se lucha por mantener
la independencia funcional y se desa-
rrollan los cuidados extrahospitalarios,
en lugar de ajustar los cuidados ofreci-
dos a los mayores. Muchos de los tra-
tamientos existentes para las diversas
enfermedades cardiovasculares y algu-
nas cirugías consideradas hasta hace
algunos años ineficaces en el mayor,
son ahora muy útiles a la hora de mejo-
rar el nivel de salud. Por lo tanto, la
discriminación por la edad es inacep-
table éticamente, así como intolerable
desde una vertiente tanto científica
como económica. En la tabla 4 se des-
criben algunos puntos clave.
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