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de edad, a pesar de que muchos padres es que los diseños transversales determi- cionismo que encierra la pregunta. Surge
expresaban preocupaciones desde que sus nan sólo diferencias cuantitativas. así la necesidad de someter a análisis otros
hijos tenían entre 18 y 24 meses. parámetros que marquen e identifiquen
Con todo, y al margen de las limita- los posibles nuevos agrupamientos.
A pesar de todas estas limitaciones, en ciones que acabamos de manifestar, la
la actualidad, el “screening” y la evalua- distinción entre autistas de alto y bajo Los modelos dimensionales podrían
ción del autismo en sus fases más preco- funcionamiento en el grupo de los tras- arrojar alguna luz sobre los factores o
ces es muy importante. tornos generalizados del desarrollo es dimensiones en torno a los que podría ver-
muy útil desde el punto de vista clínico. tebrarse esta distinción. Así, por ejemplo,
CLASIFICACIÓN DE LOS TEA Varios estudios han demostrado que los dado que el nivel de inteligencia, las habili-
autistas de bajo funcionamiento sufren dades adaptativas, evaluadas a través de la
La clasificación de los TEA se puede una mayor severidad psicopatológica, y Vineland Adaptive Behavior Scales y el nivel de
enfocar a través de diversas modalidades. una historia natural, etiología y respues- lenguaje y comunicación se han configura-
Una alternativa consistiría en definir el cua- ta al tratamiento distinta a los autistas de do como los principales predictores del
dro autista en sentido amplio desde un alto nivel. Sin embargo, a pesar de que pronóstico a lo largo del desarrollo, la clasi-
punto de vista categorial para distinguirlo esta clasificación es útil desde la pers- ficación de los autistas podría realizarse
de otros trastornos psicopatológicos, tales pectiva clínica, sorprende que no aparez- desde esta perspectiva dimensional, con
como la depresión o la ansiedad; y acudir a ca incluida en las clasificaciones oficiales. arreglo a estas dimensiones y no sólo en
una perspectiva dimensional para encua- función exclusiva de determinados crite-
drar los diversos subtipos de autismo, A la luz de esta discusión, podríamos rios clínicos. De aplicarse este procedi-
ordenados, por ejemplo, a lo largo de una preguntarnos ¿Es suficiente con diferenciar miento,tal vez se ganaría en precisión y vali-
dimensión o más dimensiones, tales como a dos subgrupos de autismo en cuanto a dez clínica. Otra cosa bien distinta es si el
severidad de la patología, nivel de funciona- un único criterio, tal como por ejemplo, número de dimensiones son suficientes
miento, grado de competencia social, etc. buen o mal funcionamiento? A nuestro jui- para describir clínicamente el trastorno.
cio, la respuesta es negativa, por el reduc-
Disponemos de varias para realizar
esta clasificación. Se pueden aplicar dise- EVALUACIÓN Y DIAGNÓSTICO
ños de corte transversal y comparar los
grupos en cuanto a la gravedad de la sin- Diversas sociedades científicas a nivel internacional han elaborado planes espe-
tomatología (por ej. grave vs leve). Sin cíficos para impulsar el diagnóstico precoz de los TEA. Así, por ejemplo,
embargo, aunque esta metodología pare- recientemente en Inglaterra se puso en marcha la National Initiative for Autism
ce posible, prescinde de ciertas variables Screening and Assessment (NIASA) dentro de un National Autism Plan for Children
muy sólidas en el diagnóstico clínico tales (National Autism Society, 2003). En esta iniciativa se describe el protocolo a seguir
como los factores de riesgo, las causas compuesto de tres fases o estadios.
biológicas (genéticas) y la evolución del
trastorno a lo largo del desarrollo, etc. En la primera fase se incluyen todos aquellos niños con un posible problema del
desarrollo. La evaluación es realizada por el pediatra local.
De todos modos, de optar por esta
metodología, corremos el riesgo de incu- Si se sospecha de la presencia de un TEA, se pasa urgentemente a la fase dos. En
rrir en una tautología, pues al definir dos esta fase se realiza una evaluación multidisciplinar en la que participan los psicólogos,
grupos en función de un cierto criterio, neurólogos, psiquiatras, educadores, etc. Normalmente esta evaluación está coordi-
como por ejemplo, presencia vs ausencia nada por el pediatra. Se realiza la historia clínica, con los datos que aporte la familia
de lenguaje en los primeros años del y el propio desarrollo del niño. En esta fase puede ser muy útil las entrevistas semi-
desarrollo, podríamos discutir más ade- estructuradas tipo Autism Diagnostic Interview-Revised (ADI-R). (Le Couteur). En
lante si las diferencias observadas entre esta fase también se realizan observaciones sistemáticas en más de un contexto.
los diversos subgrupos obedecen a los
criterios utilizados para su selección y Las escalas de observación tipo Autistic Diagnostic Observation Schedule (Lord
clasificación y no tanto a que los dos gru- et al.) son muy valiosas para una recogida objetiva de datos. Se suelen realizar tam-
pos son clínicamente diferentes entre sí. bién algunas pruebas médicas rutinarias de tipo genético y clínicas para detectar
posibles condiciones comórbidas, tales como epilepsia, sordera, etc. En las diversas
Por otra parte, es de todos conocido fases de la evaluación y del diagnóstico, los especialistas se basan en determinados
que las posibles diferencias entre dos sub- instrumentos de diagnóstico que el lector interesado puede consultar en la publi-
grupos de trastornos pueden ser de natu- cación citada a pie de la primera página.
raleza cuantitativa y/o cualitativa. La valo-
ración de estas discrepancias es esencial Una vez realizado el diagnóstico, se elabora un informe por escrito que es dis-
no sólo para explicar que dos grupos son cutido con los padres, y en el que se especifica el perfil clínico del problema y las
diferentes sino también como requisito opciones terapéuticas disponibles.
fundamental con vistas a la clasificación. La
mayor dificultad que ofrece este enfoque A veces, está indicada una tercera fase en el proceso de diagnóstico, bien sea
porque los padres requieren una segunda opinión, bien porque hay dudas en cuan-
to al diagnóstico o en cuanto al plan terapéutico a seguir.

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