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A r t í cu l o d e f o n d o
persona que asiste con diligencia, aten- muneración. Los segundos, por el con- retribución, cuida de algún miembro de
ción, solicitud y esmero, en la ejecución trario, carecen de titulación profesional, su familia. Por este motivo aludiré, en
de alguna cosa, en nuestro caso en la no son remunerados por su tarea y tie- lo sucesivo, a cuidadores profesionales
38 atención de personas mayores o con dis- nen un elevado grado de compromiso y y cuidadores familiares (a los que, por
capacidad dependientes. cariño hacia la persona cuidada, que se otra parte, tampoco quiero llamar no
Quiero resaltar el carácter laudatorio y traduce, por lo general, en una atención profesionales, pues esta denominación
elogioso que tiene la anterior defini- constante; los cuidadores informales puede dar a entender que no tienen
ción, que contrasta con la consideración son, por lo común, miembros de la pro- ningún tipo de cualificación para el
tibia, inadvertida, e incluso también in- pia familia, de manera especial el cón- desempeño de su función cuidadora).
diferente, que en ocasiones se tiene de yuge o los hijos y, dentro de éstos, prin-
los cuidadores. Cumplen estos una fun- cipalmente la esposa o las hijas. Un cuidador no es, ciertamente y en
sentido estricto, una madre, un padre, ni
ción primordial e insustituible de apoyo, He de confesar que, desde un punto de quizá tampoco un maestro. Pero la in-
de ayuda, a las personas mayores o con vista meramente personal, y aun admi- fluencia que ejerce sobre la persona cui-
discapacidad que no se valen por sí tiendo que es muy corriente y no se dada puede, en ocasiones, asemejarse
mismas; de lo contrario, estas últimas puede prescindir de ella, la anterior cla- de algún modo a la de aquéllos, sobre
no podrían realizar las actividades de la sificación no me agrada demasiado, todo cuando se trata de una atención
vida diaria, sean las básicas (levantarse pues en español los vocablos formal e continua. Su función desborda los lími-
y acostarse, asearse, comer, desplazarse informal tienen otras connotaciones. tes de la asistencia material. Aunque
y análogas), sean las instrumentales No me suena bien, en especial, la ex- sobre este punto nunca puede generali-
(hacer la comida, comprar alimentos, presión cuidadores informales referida zarse, porque existen muchas excepcio-
limpiar la casa, planchar la ropa, etc.). a los cuidadores familiares, porque, si el nes, cabe decir que el trato cuidador-
adjetivo informal hace referencia a persona cuidada suscita cercanía y
Ha sido bastante frecuente, y lo sigue quien no guarda las formas y reglas proximidad, mayor conocimiento mu-
siendo aún, hablar de cuidadores for- prevenidas o cuya conducta no observa tuo, una importante ascendencia y ca-
males y cuidadores informales. Los pri- la conveniente gravedad y puntualidad, pacidad de influencia del cuidador so-
meros son los cuidadores profesionales, me parece que sería despectivo atribuir bre la persona cuidada, una relación sui
los que tienen una formación específica dichos rasgos conductuales al cuidador generis entre ambos, generadora de
para atender a las personas que necesi- que, por razón de afecto y sin ninguna empatía y afinidades, pero también de
tan asistencia y reciben por ello una re- desafectos y recelos.
Lo primero que quiero decir sobre los
cuidadores, sean familiares o profesiona-
les, es que la sociedad necesita recono-
cer más, mucho más, las tareas que rea-
lizan. Lo he afirmado siempre de
maestros y maestras, personas insustitui-
bles en la instrucción, educación y for-
mación de niños, adolescentes y jóvenes,
pero cuya función, salvo honrosas excep-
ciones, no es suficientemente reconocida
social y económicamente. Una sociedad
como la nuestra, que envejece a un ritmo
galopante, en la que son y serán cada
vez más frecuente las situaciones de de-
pendencia y la necesidad de cuidados de
larga duración de las personas mayores,
ha de tener cuidadores bien entrenados,
con una formación al menos básica y con
capacidad emocional adecuada para el
desempeño de su función.
persona que asiste con diligencia, aten- muneración. Los segundos, por el con- retribución, cuida de algún miembro de
ción, solicitud y esmero, en la ejecución trario, carecen de titulación profesional, su familia. Por este motivo aludiré, en
de alguna cosa, en nuestro caso en la no son remunerados por su tarea y tie- lo sucesivo, a cuidadores profesionales
38 atención de personas mayores o con dis- nen un elevado grado de compromiso y y cuidadores familiares (a los que, por
capacidad dependientes. cariño hacia la persona cuidada, que se otra parte, tampoco quiero llamar no
Quiero resaltar el carácter laudatorio y traduce, por lo general, en una atención profesionales, pues esta denominación
elogioso que tiene la anterior defini- constante; los cuidadores informales puede dar a entender que no tienen
ción, que contrasta con la consideración son, por lo común, miembros de la pro- ningún tipo de cualificación para el
tibia, inadvertida, e incluso también in- pia familia, de manera especial el cón- desempeño de su función cuidadora).
diferente, que en ocasiones se tiene de yuge o los hijos y, dentro de éstos, prin-
los cuidadores. Cumplen estos una fun- cipalmente la esposa o las hijas. Un cuidador no es, ciertamente y en
sentido estricto, una madre, un padre, ni
ción primordial e insustituible de apoyo, He de confesar que, desde un punto de quizá tampoco un maestro. Pero la in-
de ayuda, a las personas mayores o con vista meramente personal, y aun admi- fluencia que ejerce sobre la persona cui-
discapacidad que no se valen por sí tiendo que es muy corriente y no se dada puede, en ocasiones, asemejarse
mismas; de lo contrario, estas últimas puede prescindir de ella, la anterior cla- de algún modo a la de aquéllos, sobre
no podrían realizar las actividades de la sificación no me agrada demasiado, todo cuando se trata de una atención
vida diaria, sean las básicas (levantarse pues en español los vocablos formal e continua. Su función desborda los lími-
y acostarse, asearse, comer, desplazarse informal tienen otras connotaciones. tes de la asistencia material. Aunque
y análogas), sean las instrumentales No me suena bien, en especial, la ex- sobre este punto nunca puede generali-
(hacer la comida, comprar alimentos, presión cuidadores informales referida zarse, porque existen muchas excepcio-
limpiar la casa, planchar la ropa, etc.). a los cuidadores familiares, porque, si el nes, cabe decir que el trato cuidador-
adjetivo informal hace referencia a persona cuidada suscita cercanía y
Ha sido bastante frecuente, y lo sigue quien no guarda las formas y reglas proximidad, mayor conocimiento mu-
siendo aún, hablar de cuidadores for- prevenidas o cuya conducta no observa tuo, una importante ascendencia y ca-
males y cuidadores informales. Los pri- la conveniente gravedad y puntualidad, pacidad de influencia del cuidador so-
meros son los cuidadores profesionales, me parece que sería despectivo atribuir bre la persona cuidada, una relación sui
los que tienen una formación específica dichos rasgos conductuales al cuidador generis entre ambos, generadora de
para atender a las personas que necesi- que, por razón de afecto y sin ninguna empatía y afinidades, pero también de
tan asistencia y reciben por ello una re- desafectos y recelos.
Lo primero que quiero decir sobre los
cuidadores, sean familiares o profesiona-
les, es que la sociedad necesita recono-
cer más, mucho más, las tareas que rea-
lizan. Lo he afirmado siempre de
maestros y maestras, personas insustitui-
bles en la instrucción, educación y for-
mación de niños, adolescentes y jóvenes,
pero cuya función, salvo honrosas excep-
ciones, no es suficientemente reconocida
social y económicamente. Una sociedad
como la nuestra, que envejece a un ritmo
galopante, en la que son y serán cada
vez más frecuente las situaciones de de-
pendencia y la necesidad de cuidados de
larga duración de las personas mayores,
ha de tener cuidadores bien entrenados,
con una formación al menos básica y con
capacidad emocional adecuada para el
desempeño de su función.
