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COLABORACIÓN TÉCNICA
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“Se trata no sólo de
ocupar su tiempo, sino de está obsoleta y ha sido sustituida por el
que este adquiera
significado de utilidad y importante no es la edad de una perso-
”reconocimiento
Tena (2001:102) también nos traslada
que la idea lineal de la vida en la que se
establecen tres etapas: una de estudio,
otra de trabajo y otra de retiro, también
concepto de empleabilidad, en la que lo
na, sino su capacidad de reciclarse y
seguir aprendiendo.
A diferencia de otras etapas de la vida, la
adultez se caracteriza por una profunda
heterogeneidad. Las situaciones labora-
les, las condiciones del mundo del traba-
jo, las actitudes de la persona, el nivel de intervención o mediación.
formación y cualificación de éstas y un
sinfín de variables más, no están única-
mente relacionadas con la edad. Existen
diversidad de necesidades y estilos, basa-
dos en las distintas experiencias vividas y
las diversas perspectivas vitales y socioa-
fectivas. Es necesario, por lo tanto, enten- der, aunque no están exentos tampoco de
der el desarrollo en términos de la inter-
acción de la persona con su ambiente y
los eventos vitales por los que atraviesa.
Algunos autores que han investigado
sobre las tareas de desarrollo en la edad
adulta (Havighurst,1953; Lowe,1978;
Erikson, 1981; y Rice, 1997), identifican
tres grandes periodos de la vida adulta:
juventud, mediana edad y vejez. Rice
considera la vejez como una etapa de la
adultez junto con la juventud y la media-
na edad establecida a partir de los 60/65
años dentro de las clásicas etapas de
este largo y estable ciclo vital. Señala una posean sentido para los adultos y en las
serie de tareas muy ligadas al factor
edad: mantener unos ingresos adecua-
dos y medios de sostenimiento; ajustarse
a los nuevos roles de trabajo (jubilación
flexible o parcial, el retiro); mantener la
identidad y el estatus social y lograr la
integridad mediante la aceptación de la
propia vida. Nos presenta una perspecti-
va de la vejez como autorrealización per-
sonal y social, en la que el trabajo y lo
económico ocupan una parte importante.
También la Psicología del Desarrollo y el
estudio de la inteligencia han desmentido
algunos presupuestos de la teoría del
déficit o la hipótesis del declive. Ya no
podemos afirmar que todas las capacida-
des de aprender disminuyen con los años.
El desarrollo se concibe como un proceso
de cambios (tanto de pérdidas como
ganancias) que se van produciendo a lo
largo de toda la vida y que es susceptible
de ser optimizado mediante procesos de
El desarrollo, pues, es diverso, no es fácil-
mente predecible y depende del contexto
social y cultural. Los adultos, igualmente,
son personas autónomas, con capacidad y
responsabilidad de elegir, actuar y apren-
ciertas dificultades en relación con su
aprendizaje: expectativas más reducidas,
dificultad para adaptarse a nuevas situa-
ciones, cultura “mosaico”, etc. (García
Aretio, 1986:14 y 1999:128-129).
De las investigaciones sobre el aprendi-
zaje se pueden extraer algunas conclu-
siones y principios aplicables a los proce-
sos de aprendizaje de los adultos mayo-
res. Entre ellos, Rice (1997:555) señala-
ba la importancia de establecer acciones
cuyo desempeño este relacionado con
tareas y experiencias relevantes, que
que tengan la oportunidad de expresar
lo que saben. El ámbito laboral es un ins-
trumento o medio idóneo para el apren-
dizaje, ya que ha ocupado un lugar rele-
vante y extendido en sus vidas, y tiene
para ellos un gran valor y sentido.
En el caso de los adultos mayores, en los
que la actividad productiva o remunera-