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COLABORACIÓN TÉCNICA
que se conviertan en activas y producti-
vas personal y socialmente, basándose
en los principios de participación, auto-
rrealización e independencia.
ENLACE EN RED 9 Por otra parte, los conocimientos que van
suministrando las investigaciones sobre el
envejecimiento nos han llevado a cambios
en la manera de concebir tanto la vejez
como el proceso de envejecimiento y jubi-
lación. Esto nos traslada a una concepción
de la “vejez con éxito” o la “vejez com-
petente” (AAVV, 2001:6). Ésta no se
corresponde con el modelo tradicional de
vejez como estado deficitario asociado a
rasgos como: física y mentalmente dismi-
nuido, económicamente dependiente,
socialmente aislado y con una disminu-
ción de estatus social (Matras, 1999). Se
reconoce el nuevo rol y el significativo
poder de los mayores como “agentes y
beneficiarios del desarrollo” según afir-
maba el Secretario General de Naciones
Unidas, Kofi Annan.
Se está replanteando, así, un cambio en
los modelos tradicionales de la atención e
intervención con personas mayores basa-
dos en una concepción tradicional, ocupa-
cional, dependiente e institucional, a otra
más comprometida con los principios del
envejecimiento activo. Nos referimos a una
concepción más activa, positiva, preventi-
va y orientada al desarrollo, la competen-
cia, la satisfacción y realización personal
de los adultos mayores.
Igualmente, los cambios sociodemográfi-
cos, el aumento de la esperanza de vida, el
sobreenvejecimiento de la población, los
cambios en la composición de la población
activa y en los modos de vida y produc-
ción, van a tener consecuencias no sólo en
los sistemas de protección y de bienestar
social, sino también en el mundo laboral,
familiar e institucional. Pérez Ortiz (2005:2)
afirma que ya no hablamos solo del siste-
ma de pensiones y asistencia sanitaria,
sino de un “nuevo derecho social de pro-
tección a la dependencia o garantía de la
autonomía personal”.
El contexto actual, por tanto, requiere de les que están transformando las teorías
políticas y prácticas que promuevan el
envejecimiento activo y la generación de
acciones innovadoras que se adapten a
las características y necesidades no solo
de los mayores, sino también de los con-
textos sociales y locales en los que se
encuentran. En definitiva, de todas aque-
llas actuaciones que favorezcan al máxi-
mo las nuevas perspectivas y modelos y
que tengan muy presentes los factores
que contribuyen a mantener la salud y el
bienestar en este periodo. Finalmente, la
idea que ha guiado este artículo ha sido
la de enfatizar el entorno o el espacio
laboral para mantener y optimizar la pro-
moción y el desarrollo. La posibilidad de
participar en la sociedad a través del
empleo y la formación puede asegurar la
inclusión social de las personas mayores.
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1. LOS ADULTOS MAYORES Y EL
APRENDIZAJE EN EL ÁMBITO
LABORAL
Desde el campo de la Psicología se
están produciendo cambios conceptua-
y los estereotipos sociales sobre la adul-
tez. La sucesión de etapas a lo largo del
ciclo vital ha cambiado sustancialmente
y van apareciendo “nuevas edades” y
“diferencias notables en las trayectorias
individuales”, en las que el paso de unas
a otras se ha vuelto menos claro y más
variable de unos individuos a otros. Esta
alteración ha llevado a lo que algunos
denominan “societé de vie longue” (so-
ciedades de vida larga) o sociedad de
madurez de masas (Pérez Ortiz, 2005:2-
3 y Pérez Díaz, 2003) que han hecho
surgir una edad mediana o lo que otros
denominan “Edad del poder” (Power
Age). En ella los adultos mayores van a
ser “una pieza importante en el en-
granaje de la organización de las socie-
dades y mercados” (AAVV, 2001:8).