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Reportaje como una carga estatal y familiar: Por
el dinero que cuestan a las arcas públi-
Mitos y realidad cas, vía gasto social, sanitario y pensio-
nes, y el coste humano y material que
sobre tiene para sus familias. Esta situación
actual se contrapone al pasado premo-
LA VEJEZ derno, donde los mayores se definían
como titulares del patrimonio familiar
Son muchas las falsas Texto: Juan Manuel Vidal atribuyéndoles toda la autoridad moral
creencias existentes en Fotos: Juan Manuel Vidal y Archivo como cabezas de familia.
torno a los mayores. Por
este motivo resulta DDurante una visita del Ese es el papel reduccionista que se
interesante revisar alguno Dalai Lama a París, la Ciu- asigna a los mayores, sin encontrarles
de los conceptos reinantes dad Luz acogió a decenas ninguna función propia que ejercer,
sobre ellos y contrastarlos de fotorreporteros de todo ningún rol como agentes sociales acti-
con la realidad. Así, de la el mundo que querían vos. Por eso se les registra como clase
mano de dos prestigiosos captar la mejor instantá- estrictamente pasiva. Pero la vejez, en
especialistas, como la nea del prócer tibetano. Uno de los buena medida, no es sino una cons-
Catedrática de Psicología, jóvenes fotógrafos, ni corto ni perezoso, trucción cultural, donde una persona
Rocío Fernández Ballesteros increpó a un hombre mayor, pertrecha- es vieja como en cualquier otro rol y
y el Profesor de Cambio do para la ocasión con una diminuta status social cuando el resto de indivi-
Social, Enrique Gil Calvo, Leica, al grito de “¡eh, tú, viejo, aparta duos que les rodean así lo perciben.
examinamos el respeto por y déjanos hacer nuestro trabajo!”. No en vano los gerontólogos han acu-
las personas mayores, la Aquel veterano reportero era ni más ni ñado el concepto de “edadismo” para
experiencia desperdiciada, menos que Henri Cartier-Bresson, uno hacer mención a la idea peyorativa de
el reconocimiento social, la de los padres de la fotografía moderna. alguien centrada en su avanzada edad
influencia de las Esta anécdota ilustra una realidad que cronológica, obviando sus afectos, opi-
circunstancias históricas en a menudo ningunea la experiencia de niones, etc. La vejez está llena de fal-
su conducta y la visión de los mayores y alardea de la impulsivi- sas creencias y contradicciones, de
la muerte entre otros dad de los jóvenes. ahí que el proceso de senectud se
muchos aspectos. transforme en una sucesión de profe-
Podemos empezar apuntando que cías de auto-cumplimiento que condi-
8 Sesenta y más el estereotipo más extendido en el cionan y determinan a los adultos
ambiente es creer que la vejez es, de mayores hasta convertirles en víctimas
manera ineludible, una edad de dete- de ideas preconcebidas acerca de
rioro, incapacidad, dependencia, e cómo deberían de responder ante estí-
infelicidad, cuando muchas veces mulos generales.
estos no son sino construcciones cultu-
rales. Otro estigma social es definirla CALIDAD DE VIDA

Los conceptos imprescindibles para
conquistar una madurez de alta cali-
dad pasan por tener las “tres cosas
–que– hay en la vida”, como decía la
canción de Lolita Garrido: “salud, dine-
ro y amor” amén de un buen sistema
socio-sanitario, con aceptables pensio-
nes y con el apoyo familiar y social. Hay
un dicho popular según el cual “cada
persona y cada generación tienen la
vejez que se merecen” entendida
como la recompensa o el castigo mere-
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