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pero no como ilusionista, lo mejor era María Rivelles con la placa concedida por la SEI.
explorar terreno, correr mundo y per-
feccionar mi trabajo. Estuvimos dos de tu repertorio. Trabajé en escenarios ta que cabe en cualquier parte, en
años por el mundo cosechando de Madrid pero no salí fuera por no cualquier escenario, desde un teatro
muchos éxitos, antes de regresar a disgustar a mi madre. Como bailarina a una sala de fiestas, pasando por un
Madrid. Confieso que he tenido clava- he tenido un factor suerte muy bueno, simple café, y que, además, es para
da una espinita, porque claro siendo y como ilusionista he trabajado de todos los públicos, lo mismo para los
gatita, hija de Madrid y pionera en maravilla. niños que para los mayores. La atrac-
ejercer este oficio, aunque es verdad ción de un mago siempre es bien
que nadie es profeta en su tierra, no —María, para usted ¿es magia o recibida.
había recibido ningún premio en mi ilusionismo?
ciudad hasta ahora, después de llevar —¿Qué números de su espectáculo
más de trece años apartada de los Es ilusionismo. Es la ilusión, está gustaban más al público?
escenarios, en que me lo ha concedi- la micro magia, el aparato grande,
do la Sociedad Española de Ilusionis- pero lo que se dice magia magia, no Presentábamos muchos números
mo (SEI). Un homenaje muy emocio- existe, porque si no diríamos: necesi- como el periódico que se llena de
nante, en el que estuve acompañada to ésto y lo tendríamos. Es una face- agua, la desaparición de una jaula de
de mi hijo, que es el mejor truco que
he hecho en mi vida. Me propusieron
que interviniese con alguna cosita,
pero les comenté que desde que
había fallecido mi esposo, con el que
he convivido 35 años, un hombre que
no veía nada más que por mis ojos, y
que no me dio la luna porque no la
alcanzaba, no había vuelto a actuar.

La acogida fue extraordinaria, traba-
jaron las chiquitas muy bien haciendo
manipulación, el juego de la pompa
en la carta, muy fino, y el presidente
de la SEI me entregó una placa. Yo
que tenía pensado pronunciar unas
palabras, me embargó la emoción y
apenas pude hablar. Me ovacionaron,
y a mi hijo y a varias personas se les
saltaron también las lágrimas. Yo me
dije: ¡por lo menos Dios mío, me has
sabido complacer!

—¿Usted como bailarina, con qué com-
pañías ha actuado?

He actuado con Antonio Molina,
con los cuatro Vargas, con Farina, con
el Príncipe Gitano, con el ballet de
Luisillo y con Ana Esmeralda.
Modestia aparte, estas compañías
para contratarte, primero tenías que
pasar por unas pruebas muy exigen-
tes, en las que tenías que bailar algo

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