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Y bendita familia, sois el motor de mi vida, simplemente gracias, me dais los motivos
por los que cada día me levanto.
Sé que hay personas peor que yo, no me quejo, mando mucho ánimo para todas
aquellas y aquellos que están pasando por lo mismo que yo. Mucha fuerza y salud.
Y como digo, podemos con esto y con lo que venga.
Gracias por escucharme.
Carmen P.C.
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Me llamo Zulima, tengo 30 años y por fin me decido a contar mi historia. Llevo
diagnosticada de Hipertensión Intracraneal Idiopática desde noviembre del 2013. Llevaba
años con vértigos cuando en la consulta de un otorrino me diagnosticaron “Síndrome de
Meniere” y su tratamiento no me hacía absolutamente nada. Pasado un tiempo sin cambios,
acudí al traumatólogo, donde me indicaron que todo venía de las “Cervicales”.
El caso es que, casi todos los meses estaba mínimo una semana de baja. Soy
teleoperadora y los cascos no ayudaban… En mayo/junio del 2013 empecé a tener dolores de
cabeza cada vez más fuertes pero, como mi madre padece de migrañas desde siempre, lo
achacamos a eso.
Probé infinidad de pastillas pero nada lo calmaba, al revés, el dolor aumentaba. Así,
hasta que empecé a ver mal, a tener pérdidas de visión que duraban segundos y a no poder
soportar el dolor si subía escaleras o realizaba esfuerzos.
Acudí al oftalmólogo en noviembre por los problemas de visión y me dijeron que me
tenían que ingresar para realizar pruebas pues tenía el nervio óptico inflamado (Edema de
Papila). Me indicaron que realizarían un TAC cerebral, después que tenían que hacer una
Resonancia Magnética (RM) y después, una Punción Lumbar (PL).
¡No podía creerlo, había ido a controlar mi vista y me dejaban ingresada porque tenía “algo
malo en mi cabeza”!
Cuando descartaron el Tumor, fue un gran alivio pero m e dijeron que tenían que hacer
una Punción Lumbar. Por aquellos entonces tenía pánico a las agujas, lo pasaba mal cada
vez que me sacaban sangre, así que no consiguieron hacerla. Los nervios y el dolor me
revolvieron el estómago y la neuróloga decidió volver a intentarlo al día siguiente y añadió que
no era una niña pequeña y no podía comportarme así. La empatía no debía ser su fuerte. Al
día siguiente me dieron un tranquilizante y así lo consiguió, aunque causándome mucho
dolor. El resultado fue que tenía ésta, “Hipertensión Intracraneal Idiopática”, y que tenía que
adelgazar, eliminar la sal y tomar un diurético específico. Ese diurético me provocaba un
Newsletter CREER Nº 85 Enero 2019 ~ 16 ~