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José Ángel Ezcurra: el “Triunfo” de una vida


















          la democracia. Una publicación
          ésta, que en su momento gozó de
          tanto predicamento y admiración
          como sufrió el acoso sistemático e
          intransigencia política del anterior
          régimen, “aunque desapareciera,
          ¡paradoja!, apenas unos meses
          antes del éxito electoral del PSOE
          y de Felipe González” (1982), re-
          cuerda no exento de una velada    (“¡y del resto de libertades!”) en   “Siempre fui un idealista: me gus-
          amargura en su mirada su funda-   nuestro amado país.               taba, ¡y todavía me gusta!, al me-
          dor y director, José Ángel Ezcurra.                                 nos intentar, y si podía conseguir,
                                            Recuerda ahora Ezcurra, abier-    que aquello en lo que creía pudie-
          Ezcurra, aunque octogenario, si-  tamente satisfecho aunque con     ra llevarse a término”, afi rma este
          gue todavía hoy “activo y al pie   cierta nostalgia en su voz, cómo   emprendedor de pro, corredor de
          del cañón”, al frente de su “Triun-  “ya entonces desde la revista lla-  fondo infatigable.
          fo-Digital”, con idéntica ilusión y   mábamos a la unidad, por la que
          empeño por mantener viva tan      afrontar el difícil reto de sustituir   Así las cosas, algo que le describe
          legendaria “mancheta” (cabece-    en España un régimen dictatorial   por si solo, e ídem su trayectoria
          ra), adaptándose a los tiempos de   por otro de libertades”. Y lo hace   como periodista, empresario e
          la globalización, Internet y otros   en similar tono, e incluso con más   intelectual, ha sido esta máxima
          avances digitales, dúctilmente    añoranza aún, cuando recuerda     que cimienta su trayectoria vital:
          cual el joven y aguerrido perio-  pletórico que “Triunfo ha sido,   “las razones ideológicas antes
          dista de hace tantos lustros…     ¡y es todavía hoy!, la única publi-  que las económicas”. “Pero ¡ah,
                                            cación cuyo Consejo de Redac-     paradoja de la vida!, la revista
          Una ventana a la libertad         ción (formado por periodistas) se   Triunfo se fue al traste por razo-
                                            transformó en Consejo de Admi-    nes de mercado…”, apostilla con
          Algún día, cuando se analice y    nistración (habitualmente sus pro-  sarcasmo y tono fi rme, lo que evi-
          escriba con sufi ciente perspectiva   pietarios), por mi decisión libre y   dencia su ácido aunque desbor-
          y equidad la historia real de nues-  personal”. Un hecho, ejemplari-  dante gran sentido del humor.
          tra joven democracia, no quedará   zante e inusual donde los haya, del
          más remedio que admitir como      que él mismo se sorprende porque   Luego, más calmo, rememora
          un hecho irrefutable el infl uyente   nunca resultara sufi cientemente   como deseando comprender para
          papel que tuvo la revista Triunfo   conocido y aireado…             olvidar, que “eran años muy difí-
          en su consecución; auténtica ven-                                   ciles (los 70/80); años de reformas
          tana (“¡la única”!, dice sin amba-  Razones ideológicas,            y de cambios: ¡de pura eclosión
          ges su inspirador y fundador) por   antes que económicas            casi!”, pero a nadie se le oculta
          la que en años difíciles (“años 60                                  que “más de una deserción pro-
          y 70, especialmente”) se hacían   José Ángel –“así me gusta que me   fesional hubo en Triunfo”, segu-
          oír las voces de pensadores, ideó-  llamen”, dice siempre que se ter-  ramente explicado (“no siempre
          logos, escritores, cineastas, pinto-  cia– es el vivo ejemplo de cómo   justifi cado”) por el deseo de al-
          res y toda suerte de intelectuales   llegar lúcidamente a la vejez, o   gunos intelectuales de entonces
          y artistas, siempre discrepantes   como se dice ahora moderna-      por ocupar un escaño en el nuevo
          con la manifi esta, por entonces,   mente, al envejecimiento activo:   Parlamento o, también (“¿y por
          carencia de libertad de expresión   actividad pura, la suya.        qué no?”), por pasar a engrosar

                                                                                         Más información   15




                                                                                                           10/09/10   2:55
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