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                                              Mayores Hoy








                    A sus 81 ños, ocupa su tiempo libre con modelismo naval...



                            MIGUEL CASADO RODRÍGUEZ





              Ni  su forzada jubilación precoz, ni sus dos infartos y varias                    Texto: Rosa López Moraleda
              operaciones han logrado “retirar” de la actividad  ni reducir su                  Fotos: Mari Ángeles Tirado
              curiosidad vital a Miguel Casado Rodriguez, quien a sus 81 ños
                                                                                                    u casa es, porque  ni inten-
              vive feliz rodeado de su mujer, Margarita, las diabluras de                           ta  evitarlo..., un auténtico
              “Coco”, su perro, las atenciones de sus hijos, el cariño de su                        museo: el “Titanic”, la
              nietos y su colección de barcos de época modelados por el                             “Santísima Trinidad”, la
              mismo. Sorprendido por la entrevista (¡la grandeza de la sen-                         “Santa María”, la “Niña”...
              cillez!): “Me considero                       humildemente           un      Sson sólo algunas de las
                                                                                           réplicas de los más insignes buques y
              hombre muy nor-                                         mal, satisfe-
                                                                                           alguna máquina de tren de época que,
              cho con la vida y                                         que sigo sin       con buen pulso, mejor vista y gran
              conocer la pala-                                           bra  aburri-      paciencia, modela desde hace ya lar-
              miento”, dice                                              para quien        gos  años Miguel  Casado  Rodríguez.
              el verbo abu-                                               rrirse no        Un cordobés de origen, que a sus 81
              está en su dic-                                             ciona-           años  desconoce el desánimo, la inac-
                                                                                           tividad  y aún más el aburrimiento,
              rio...
                                                                                           “operado muchas veces, dos infartos y
                                                                                           obligada jubilación” mediante.
                                                                                             Miguel es, a poco de conocerlo, un
                                                                                           hombre satisfecho, de verbo y trato
                                                                                           afables, sosegado y felíz con su vida.
                                                                                           “No puedo pedir más: mi mujer , mis
                                                                                           hijos y mis nietos, todos pendientes
                                                                                           de nosotros”, dice refiriéndose a él
                                                                                           mismo y a Margarita, con quien com-
                                                                                           parte su vida hace lustros y a quien
                                                                                           define así de llano y liso: “Jamás
                                                                                           hemos discutido”.
                                                                                             En el amplio salón de la casa
                                                                                           madrileña de Margarita y Miguel , jun-
                                                                                           to a los barcos comparte protagonis-
                                                                                           mo, porque así lo quieren ellos,
                                                                                           “Cuco”, su inquieto pero afectuoso
                                                                                           perro. También lo hacen las  fotografías
                                                                                           enmarcadas de sus hijos y sus nietos,
                                                                                           por los que dice sentir una especial
                                                                                           devoción y de los que recibe, “y a dia-


                   “La palabra aburrimiento no está en mi diccionario”




              54   Sesenta y más
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