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Opinión sobre el papel de la Administración en el reparto ción de la dependencia, estableci-
de los cuidados do en función de un baremo, el
estudio indica que son:
– Evitar falsas exclusiones de
personas con deterioro cogniti-
Participar mediante recursos de 65,3 vo, intelectual o, en general,
apoyo con problemas de salud mental.
Principal responsable, con la – Cómo valorar las situaciones
participación de la familia 18,1 que cursan en episodios o cri-
sis.
Hacerse cargo de todo o casi 9,9 – La resolución de las situacio-
todo el cuidado nes frontera entre los diferen-
tes niveles de severidad.
Son las familias las que deben 6,4 – Las necesidades de apoyo
estar a cargo permanente aunque este sea
de baja intensidad.
población dependiente. Una vez más, ción y al diseño de programas de todo sugieren la conveniencia de experi-
la desigualdad interautonómica y las tipo que dignifiquen la vida residencial. mentar nuevas formas de alojamiento
grandes diferencias en su oferta de ser- A pesar de haber avanzado sensible- mucho más acordes a nuestras carac-
vicios nos llevan a concluir que esta- mente en el grado de profesionalización terísticas idiosincrásicas. Sería una
mos ante diferentes recursos bajo la de este sector, se evidencia la necesi- pena que desaprovechásemos la rique-
misma denominación. El carácter mar- dad flagrante de mejorar la formación za de nuestras redes sociales y comu-
cadamente terapéutico de unos y de de sus trabajadores en cualquiera de nitarias que pueden facilitar definitiva-
exclusiva descarga familiar de otros sus niveles de especialización. La mente la expansión de este tipo de alo-
explica buena parte de las diferencias, observación de la actividad cotidiana, jamientos: viviendas, unidades de con-
que se manifiestan con claridad en la en muchos centros residenciales, deno- vivencia, apartamentos, etc.
observación de una gran disparidad en ta un cierto espíritu de derrota en el ■ Se mantiene el histórico desencuen-
el coste/plaza en unas y otras CCAA. abordaje de la dependencia, con escasí- tro entre el sistema sanitario y social
■ En cuanto a las residencias, hay que sima motivación entre los profesionales en la provisión de recursos. Las expe-
señalar que los avances observados en y las propias personas mayores para riencias de coordinación sociosanitaria
los últimos años son generalizados en mantener niveles óptimos de estimula- o de provisión integrada de servicios,
todo el Estado y han configurado una ción que confieran la dignidad mereci- siguen siendo testimoniales desde
oferta mucho más atractiva y profesio- da a los últimos años de su vida. hace más de una década. Ni siquiera
nalizada que genera una mayor acepta- ■ Existen pocas experiencias de mode- ha sido posible que la sectorización en
ción entre la población de un servicio los de alojamientos alternativos a las áreas sanitarias y sociales sea común y
como éste, sistemáticamente rechazado grandes residencias, promovidos desde pueda facilitar las condiciones míni-
y asociado a las instituciones de carác- las administraciones públicas y las mas que garanticen intervenciones
ter asilar. La iniciativa privada ha contri- grandes empresas. Sin embargo, la coordinadas sobre las necesidades
buido de forma decisiva en este aparen- observación de la evolución del mode- sociosanitarias de las personas depen-
te cambio del modelo residencial. Sin lo residencial en otros países europeos dientes. Circuitos de derivación, proto-
embargo, la observación más profunda que alcanzan altas cotas de bienestar, colos y sistemas de evaluación comu-
de sus características, pone de mani- y que han optado por sistemas de con- nes u optimización de recursos socia-
fiesto carencias importantes asociadas vivencia en grupos pequeños, cercanos les y sanitarios son prácticas poco fre-
a la conceptualización de la interven- a los modos de vida habitual, nos cuentes en muchas CCAA.
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