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definitiva, el cuidador necesita
apoyo. Y el dependiente necesita
de la protección de las redes fami-
liares y sociales. Un estudio de las
relaciones sociales en mayores
realizado en Leganés (Madrid)
reveló que los mayores sin víncu-
los familiares tenían 12 veces
mayor riesgo de desarrollar una
discapacidad en las actividades
de la vida diaria. Igualmente, el
bajo apoyo social se asocia a una
sintomatología depresiva y a un
deterioro cognitivo en las personas
mayores.
Otros datos contenidos en el
texto expresan que en general, los
mayores prefieren envejecer en su
casa y mantener las redes sociales
establecidas y un mayor potencial
de contactos. Pero en España es
destacable la proximidad de fami-
liares: 55,7% de las personas de
más de 50 años dice que su hijo
vive en el mismo hogar o en el
mismo edificio frente al 16,6% de
Dinamarca, por ejemplo. En este
sentido, hay que tener en cuenta
que, en España, las hijas constitu-
yen un soporte permanente, pre-
ventivo y complementario a los
cónyuges. En el 41,4% de los
casos de dependencia, una hija
asume la responsabilidad princi-
pal. En segundo lugar es el cónyu-
ge de la persona dependiente
(33,7%) el que asume los cuida-
dos necesarios, aunque es más
Portada del trabajo publicado.
habitual el caso de una mujer cui-
dando a un varón (56,8%) que el
Para los autores tanto las perso- importantes incidencias negativas
de un varón a una mujer (22,7%).
nas dependientes como los cuida- económicas y laborales, en su vida
dores deberían participar en los afectiva y relacional y en su pro-
EL PAPEL DE LA ADMINISTRACIÓN
apoyos formales que vayan produ- pia salud (45% de cuidadores
ciéndose a lo largo del proceso de manifiestan tener diagnosticada
Desde el punto de vista de las
dependencia. El cuidador sufre alguna enfermedad crónica). En
políticas sociales de las distintas
administraciones, España es prác-
El 21% de las personas mayores ticamente el único país de la OCDE
que ha desarrollado más los servi-
de 65 años es dependiente cios residenciales que los de aten-
en algún grado. ción domiciliaria. Sin embargo, los
cambios sociales que hemos seña-
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