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CulturAa rte
Viaje por el transcantábrico
UN LUJO SOBRE RAÍLES QUE DESCUBRE LAS BELLEZAS DEL NORTE PENINSULAR
Texto y fotos: Jesús Ávila Granados
Paisajes mágicos, pueblos
entre la realidad y la leyen-
da , historia y tradición en
la España verde. El autor
del reportaje nos propone
un viaje con él, a través de
una de las zonas más bellas y montañosas
del país: la cornisa cantabrica.
El norte hispano ha sido siempre la
asignatura pendiente. Si los viajeros
románticos de los siglos XVIII y XIX se
volcaron por el exotismo del sur, de
Andalucía, nuestra cornisa cantábrica
quedaba inmersa en la bruma de la
cultura celta, entre la magia de la
montaña y el frescor del mar; en
medio, todo un paraíso de sensacio-
nes que lograban mantenerse desde la
noche de los tiempos, con pueblos
que simulan pesebres, rodeados de
una exuberante vegetación, donde el
mito y la leyenda se ganaba la partida
a la historia. Pero se produjo el mila-
gro: un tren de lujo sería el protago-
nista del descubrimiento de este sin-
gular escenario natural de las regiones
de la España verde: “El Transcantá-
brico”; viaje que recomendamos lleve
a cabo, por sus múltiples atractivos,
en todos los sentidos.
El tren inició su andadura en la ciu-
dad de Santiago de Compostela, con
los primeros rayos del amanecer; la jor-
nada anterior tuvimos tiempo de deam-
bular por las empedradas y porticadas
calles y plazas de la histórica capital
gallega, visitamos la Catedral donde se
dice reposan los restos del apóstol San-
tiago y, en la portada del Obradoiro
58 Sesenta y más
Viaje por el transcantábrico
UN LUJO SOBRE RAÍLES QUE DESCUBRE LAS BELLEZAS DEL NORTE PENINSULAR
Texto y fotos: Jesús Ávila Granados
Paisajes mágicos, pueblos
entre la realidad y la leyen-
da , historia y tradición en
la España verde. El autor
del reportaje nos propone
un viaje con él, a través de
una de las zonas más bellas y montañosas
del país: la cornisa cantabrica.
El norte hispano ha sido siempre la
asignatura pendiente. Si los viajeros
románticos de los siglos XVIII y XIX se
volcaron por el exotismo del sur, de
Andalucía, nuestra cornisa cantábrica
quedaba inmersa en la bruma de la
cultura celta, entre la magia de la
montaña y el frescor del mar; en
medio, todo un paraíso de sensacio-
nes que lograban mantenerse desde la
noche de los tiempos, con pueblos
que simulan pesebres, rodeados de
una exuberante vegetación, donde el
mito y la leyenda se ganaba la partida
a la historia. Pero se produjo el mila-
gro: un tren de lujo sería el protago-
nista del descubrimiento de este sin-
gular escenario natural de las regiones
de la España verde: “El Transcantá-
brico”; viaje que recomendamos lleve
a cabo, por sus múltiples atractivos,
en todos los sentidos.
El tren inició su andadura en la ciu-
dad de Santiago de Compostela, con
los primeros rayos del amanecer; la jor-
nada anterior tuvimos tiempo de deam-
bular por las empedradas y porticadas
calles y plazas de la histórica capital
gallega, visitamos la Catedral donde se
dice reposan los restos del apóstol San-
tiago y, en la portada del Obradoiro
58 Sesenta y más