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liares. Tuvimos mucho apoyo por parte
de la dirección del hospital para poder
crear una estructura paliativa. Aquí
tenemos una sala de estar, una cocina
y un salón para TV donde los familia-
res pueden descansar, liberar tensio-
nes y compartir tiempo con los enfer-
mos. Contamos con una sala donde los
psicólogos, médicos, trabajadores
sociales hablan con los familiares.
—¿Esto ayuda a los familiares a aceptar
mejor las malas noticias?
Por supuesto, yo creo que se pue-
den dar y recibir malas noticias, mejor
en un entorno que recuerde al salón de
una casa, pues esto aporta serenidad y
paz, muy necesarias en esos momen-
tos. Las familias españolas estan muy
presentes en la última etapa del enfer-
mo terminal. Por el contrario, en las
unidades de cuidados paliativos del
norte de Europa no es muy frecuente
ver a las familias junto a sus enfermos. programas paliativos”
—¿Qué nivel de información sobre su
diagnostico debe tener un enfermo?
Generalizar en este aspecto es muy
peligroso, cada uno de nosotros somos
un ser humano individual e irrepetible.
Hay que tener un profundo respeto a
las características culturales de cada
sociedad. Por un lado, hay que ser res-
petuoso con el derecho a la informa-
ción plena en aquellos pacientes que
quieren ser informados, pero también
hay que respetar el derecho a no serlo.
Incluso el enfermo que no está infor-
mado intuye que va morir. Es muy
infrecuente que un enfermo fallezca
sin saber que va a morir, quizás no lo
ha verbalizado, pero hay una serie de
indicadores que proviene del propio
organismo que indican a la propia per-
sona que el final se acerca.
—Usted que ha tenido la experiencia de
trabajar en la sociedad anglosajona ¿en
qué se diferencia con la española?
En el mundo anglosajón, el 97% de
los enfermos quieren ser informados
sin embargo en España, un tercio de
los enfermos quieren saber, otro tercio
no quieren y el resto quieren saber a
medias. En el mundo americano es
fácil encontrar aceptación cognitiva de
la muerte pero no emocional. En
España se presenta la situación inver-
sa. Este contraste se debe a la cultu-
ra. España es un país cada vez menos
homogéneo y el profesional tiene que
ser respetuoso con otras culturas que
viven aquí y que tienen otra forma de
enfrentarse a la muerte.
—¿Hay bastante capacidad ya de pro-
nosticar el tiempo de supervivencia de
un enfermo?
Por un lado es muy importante
todos los estudios de predicción de
supervivencia ya que nos dan una idea
aproximada de donde nos movemos y
nos orientan a la hora de tomar deci-
siones terapéuticas y ayudar a las
familias y a los enfermos a organizar
“No tenemos que dejar que el
debate de la eutanasia dificulte
la creación del desarrollo de
su vida. Pero al mismo tiempo hay que
ser conscientes de las limitaciones
que tenemos en el enfermo. Ni siquie-
ra se puede decir cuanto va a durar la
agonía, que es ese periodo más último
del enfermo y que puede ser de un
día, una semana...
—Desde la medicina, ¿hay diagnósticos
en los que no existe la esperanza?
Ese es el mensaje que hay que qui-
tar. Existen estudios que relacionan la dera los cuidados paliativos como un
petición de eutanasia por parte de un
enfermo terminal con la sensación de
desesperanza y presencia de síntomas
no controlados. No tenemos que dejar
que el debate de la eutanasia dificulte forma que reciban asistencia y apoyo
la creación del desarrollo de progra-
mas paliativos. Yo pienso que en algu-
nos casos aunque se de la mejor aten-
ción paliativa no vamos a poder evitar, de estos cuidados ha sido la aproba-
de vez en cuando, alguna petición
coherente y sensata de eutanasia.
Ante este debate de la eutanasia, ¿la
Sociedad Española de Cuidados
Paliativos a la que usted pertenece,
tiene alguna postura definida?
En este sentido la Sociedad
Española de Cuidados Paliativos publi-
co en el 2002 una declaración sobre
su postura respecto a la eutanasia,
reconociendo que hay un debate
intenso y que dentro de esta Sociedad
medica cada profesional tiene una
postura. Considera por tanto que la
legalización en España de la eutanasia
no es oportuna, pero si podría haber
consenso sobre algunas medidas nor-
mativas que promuevan y garanticen
sin discriminación los mejores cuida-
dos paliativos al final de la vida. Así
como garantizar que en los programas
de formación de los profesionales de
la salud se incluyan contenidos de cui-
dados paliativos.
—¿Por ultimo, cuáles son las grandes
directrices del Plan Nacional de
Cuidados Paliativos propuesto por el
Ministerio de Sanidad?
Lo fundamental de este plan es que
uno de los principios generales consi-
derecho legal del individuo a recibirlos
en cualquier lugar, circunstancia o
situación a través de las diferentes
estructuras de la red sanitaria. De
psicológico sin distinción del tipo de
enfermedad ni ámbito de atención.
Después un paso más en el desarrollo
ción de la Guía de Criterios de Calidad
de los cuidados Paliativos
Sesenta y más 17