Page 13 -
P. 13
apartamentos, vecinas y amigas. Angeli y Escolástica, inquilinas de los apartamentos y amigas.
Angeli tiene 82 años es viuda y no
tiene hijos, “Yo vivía en un piso sin Para Escolástica el cambio de su comida y al gimnasio aquí en el mis-
ascensor, tenía bañera en vez de domicilio al apartamento ha sido mo centro”. Algunas de sus amista-
ducha, no tenía calefacción sino una positivo, “Cuando residía en mi des siguen sin entender esta nueva
estufa y además tenía mucha cuesta casa, como apenas salía, estaba con forma de vida que han elegido, Ange-
para subir y cuando me quedé viuda la bata puesta y sin arreglarme has- li señala, “hay mucha gente mayor
estaba sola aunque tenía a mi herma- ta tarde sin embargo desde que vivo que esto lo siguen viendo como el asi-
na y mis sobrinos al lado”. Por su par- aquí me levanto y me arreglo”. lo de antes” y Escolástica añade, “yo
te Escolástica de setenta y cinco años Angeli apunta, “aquí vamos al come- estoy mejor que lo que estaba en mi
sufrió la pérdida de su marido y de un dor a las nueve pero si no quieres antigua casa”.
hijo, “vivía en un bajo, era grande tampoco tienes porque ir. Yo a veces
pero no tenía calefacción estaba con me quedo dormida y no iría, pero Viven independientes, en su propia
una estufa pero sobre todo me vine bueno…”, a lo que Escolástica aña- casa y siguen manteniendo los lazos
aquí porque residía sola y el estar uno de, “es verdad, si no quieres no vas, familiares, “yo –apunta Angeli– tengo
solo es lo más triste que hay, aquí me pero una vez que has cogido la ruti- hermanos y sobrinos, mis sobrinos tie-
encuentro más arropada y sobre todo na” y subraya “lo más bonito que nen su trabajo y mis hermanos tam-
tengo compañía”. tenemos es que estamos solas y no bién se han hecho mayores y estamos
dependemos de nadie pero a la vez todos para que nos cuiden”. Y en estos
Se enteraron de esta forma de vida estamos acompañadas”. apartamentos siguen manteniendo la
casi por casualidad, “A mi –dice intimidad de un espacio propio perso-
Angeli– me hablaron de estos pisos Van a la peluquería, al podólogo o nalizado pero con la tranquilidad que
pero no sabía que tenía hacer y con- al gimnasio en el mismo centro, “yo proporciona no estar aislada.
sulté con la asistente del ayunta- ya no estoy para hacer excursiones,
miento que me hablaba de residen- –dice Angeli– porque eso de ir todo el Para más información Centro
cias, conocía a una señora que ya día en un autobús me cansa mucho, Txara II teléfono: 943 29 26 22
vivía en estos apartamentos y le pre- pero voy con los jubilados a alguna
gunté como había entrado y ella me
acompañó a hablar con quien tenía
que hablar para hacer los papeles, los
hice y al poco me llamaron”. En el
caso de Escolástica fue su hijo quien
le movió el papeleo burocrático,
“estaba sola y tan mal que tenía que
ir a algún lado pero con la pensión no
te llega para mucho, así que me tenía
que estar quieta porque una residen-
cia privada no podía pagarla, fue mi
hijo quien se encargo de todo para
que pudiera entrar”.
Como en cualquier comunidad de
vecinos, de vez en cuando, surgen
los conflictos, “aquí hay de todo
pero no nos podemos quejar”, dice
Escolástica; y Angeli añade, “yo no
me quejo, entro y salgo cuando quie-
ro y nadie nos obliga a hacer nada”.
Sesenta y más 13
Angeli tiene 82 años es viuda y no
tiene hijos, “Yo vivía en un piso sin Para Escolástica el cambio de su comida y al gimnasio aquí en el mis-
ascensor, tenía bañera en vez de domicilio al apartamento ha sido mo centro”. Algunas de sus amista-
ducha, no tenía calefacción sino una positivo, “Cuando residía en mi des siguen sin entender esta nueva
estufa y además tenía mucha cuesta casa, como apenas salía, estaba con forma de vida que han elegido, Ange-
para subir y cuando me quedé viuda la bata puesta y sin arreglarme has- li señala, “hay mucha gente mayor
estaba sola aunque tenía a mi herma- ta tarde sin embargo desde que vivo que esto lo siguen viendo como el asi-
na y mis sobrinos al lado”. Por su par- aquí me levanto y me arreglo”. lo de antes” y Escolástica añade, “yo
te Escolástica de setenta y cinco años Angeli apunta, “aquí vamos al come- estoy mejor que lo que estaba en mi
sufrió la pérdida de su marido y de un dor a las nueve pero si no quieres antigua casa”.
hijo, “vivía en un bajo, era grande tampoco tienes porque ir. Yo a veces
pero no tenía calefacción estaba con me quedo dormida y no iría, pero Viven independientes, en su propia
una estufa pero sobre todo me vine bueno…”, a lo que Escolástica aña- casa y siguen manteniendo los lazos
aquí porque residía sola y el estar uno de, “es verdad, si no quieres no vas, familiares, “yo –apunta Angeli– tengo
solo es lo más triste que hay, aquí me pero una vez que has cogido la ruti- hermanos y sobrinos, mis sobrinos tie-
encuentro más arropada y sobre todo na” y subraya “lo más bonito que nen su trabajo y mis hermanos tam-
tengo compañía”. tenemos es que estamos solas y no bién se han hecho mayores y estamos
dependemos de nadie pero a la vez todos para que nos cuiden”. Y en estos
Se enteraron de esta forma de vida estamos acompañadas”. apartamentos siguen manteniendo la
casi por casualidad, “A mi –dice intimidad de un espacio propio perso-
Angeli– me hablaron de estos pisos Van a la peluquería, al podólogo o nalizado pero con la tranquilidad que
pero no sabía que tenía hacer y con- al gimnasio en el mismo centro, “yo proporciona no estar aislada.
sulté con la asistente del ayunta- ya no estoy para hacer excursiones,
miento que me hablaba de residen- –dice Angeli– porque eso de ir todo el Para más información Centro
cias, conocía a una señora que ya día en un autobús me cansa mucho, Txara II teléfono: 943 29 26 22
vivía en estos apartamentos y le pre- pero voy con los jubilados a alguna
gunté como había entrado y ella me
acompañó a hablar con quien tenía
que hablar para hacer los papeles, los
hice y al poco me llamaron”. En el
caso de Escolástica fue su hijo quien
le movió el papeleo burocrático,
“estaba sola y tan mal que tenía que
ir a algún lado pero con la pensión no
te llega para mucho, así que me tenía
que estar quieta porque una residen-
cia privada no podía pagarla, fue mi
hijo quien se encargo de todo para
que pudiera entrar”.
Como en cualquier comunidad de
vecinos, de vez en cuando, surgen
los conflictos, “aquí hay de todo
pero no nos podemos quejar”, dice
Escolástica; y Angeli añade, “yo no
me quejo, entro y salgo cuando quie-
ro y nadie nos obliga a hacer nada”.
Sesenta y más 13