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Los expertos recomiendan aplicar los
requisitos para que sean asequibles
todos los contenidos y que el acceso sea
parte del diseño y no un parche que se
coloca, una vez que el producto ya está
desarrollado.
Quim Villamajó, un joven catalán
de 16 años con síndrome de Down,
tiene un videoblog llamado “El món del Quim”. En él
explica cómo es su día a día. En unas recientes jorna-
das organizadas por la asociación Down España, Jesús
Villamajó, su padre, contaba cómo las redes sociales
son de gran utilidad para Quim, haciendo hincapié en
el aprendizaje del lenguaje que le ayuda en la estructu-
ración de ideas y pensamientos a través de la escritura
y el habla.
“Al mismo tiempo, va aprendiendo a moverse con
soltura en el mundo de las nuevas tecnologías, sobre
todo Internet”, explicaba. “Utiliza también la red, como
herramienta para dar a conocer a sus amigos y familia
la realidad de las personas con síndrome de Down. De
esta forma, Quim contribuye a mejorar la percepción
que la gente de la calle tiene sobre el mundo de la dis-
capacidad”, afirmaba.
Más de 500 millones de usuarios
y traducción a más de 70 idiomas
Las redes sociales se han convertido en la principal
forma de comunicación de este siglo. España es uno
de los países con mayor y más rápida implantación. Se
estima que es el segundo país del mundo por detrás de
Brasil. Según el Observatorio sobre Redes Sociales (The
Cooktail Analysis 2010), su uso se ha duplicado en el
último año, especialmente entre los internautas espa-
ñoles con edades comprendidas entre los 16 y 45 años.
La razón principal es que las nuevas tecnologías e
Internet han abierto muchas puertas para participar en
el mundo de la cultura, en el acceso a la información,
una nueva forma de relacionarse con otras personas,
más información sobre el trabajo, las ofertas de ocio…
Las redes tienen, por un lado, un sentido de equipa-
ración de oportunidades y, por otro, la multiplicación de
opciones. Pero ¿tenemos todos las mismas oportunidades
de acceder a estas “nuevas autopistas de la información”?
A partir del próximo 1 de enero de 2013 todas las
redes sociales tendrán que ser accesibles. La reciente Ley
26/2011, de 1 de agosto, de adaptación normativa a la
Convención Internacional sobre los Derechos de las
Personas con Discapacidad, modifica la Ley 34/2002,
de 11 de julio, de servicios de la sociedad de la infor-
mación y de comercio electrónico, extendiendo a las
redes sociales en línea las obligaciones de accesibilidad
vigentes para las páginas de Internet públicas y las de las
grandes empresas.
Pero, como afirmó Luis Cayo, presidente del Cermi,
en unas recientes jornadas sobre “Redes sociales y dis-
capacidad”, organizadas por la Once, “ahora hay que
hacer que lo que está en la ley sea una realidad”.
Este deber legal de accesibilidad llega a petición
del movimiento social de la discapacidad, una vez
comprobado con informes y estudios independientes
que ninguna red social de las implantadas en España
cumplía con los requisitos mínimos para ser accesibles a
personas con discapacidad, discriminando y excluyendo
de estas plataformas a un gran número de usuarios.
¿Iguales ante la pantalla?
Para el presidente del Cermi, las personas con disca-
pacidad pueden y deben intentar usar estas plataformas
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