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LUIS CAYO PÉREZ BUENO
Director Ejecutivo del CERMI Estatal
L as estadísticas son revela-
doras: el diferencial de
acceso a los estudios supe-
riores entre las personas
con discapacidad y la
población sin discapacidad
es abismal. La discapacidad está claramente
infrarrepresentada en los estudios superio-
res, en la universidad, con todo lo que ello
significa de menores oportunidades perso-
nales y sociales, a la hora por ejemplo de
acceder a empleos estables y de calidad y
con niveles retributivos cuando menos dig-
nos. No es momento aquí, en esta parte
inaugural de la obra a la que estas palabras
sirven de liminar, de analizar las causas de
esta situación. Nos llevaría muy lejos. Pero
podemos establecer, sin miedo a equivocar-
nos, que discapacidad y Universidad siguen
separadas, a veces
férreamente sepa-
radas, y que todos
por tanto esta-
mos obligados a
superar esa fractu-
ra, a atenuar sus
efectos con
líneas de
acción
efica-
ces.
Las conexiones entre discapacidad y
Universidad no se limitan a la mayor o
menor presencia de personas con discapa-
cidad en la esfera universitaria, y a sus con-
diciones de igualdad y plena integridad de
sus derechos. Con ser relevante este
aspecto –y más para una organización
como el CERMI que agrupa a asociaciones
y entidades de personas con discapacidad y
sus familias- hay otros muchos más en que
el factor de la discapacidad interesa a la
Universidad y al contrario.
Discapacidad y Universidad forman, o
deberían formar, un sistema de relaciones.
Verbigracia, considerando su dimensión
formativa, ¿qué titulaciones están impar-
tiendo las Universidades que tengan inci-
dencia directa o indirecta sobre la disca-
pacidad? ¿Qué futuros titulados, que
podrían desarrollar su actividad profesio-
nal en el ámbito de la discapacidad, están
formando los centros de enseñanza supe-
rior? ¿En qué medida las materias de la
discapacidad son objeto de estudio e
investigación por parte de las Universida-
des? ¿La discapacidad como asunto de
conocimiento tiene un reflejo fiel en la
actividad docente e investigadora de las
Universidades? Los planos, como se ve,
son múltiples y se superponen. Universi-
dad y discapacidad presentan líneas de
cruce, intersecciones, condominios insufi-
Uno de los factores que
tradicionalmente más ha
influido en la exclusión
social de las personas con
discapacidad, ha sido y es su
bajo grado de acceso a la
formación y a la educación,
sobre todo a los niveles
superiores del sistema
educativo.
“Sin la discapacidad,
la Universidad
sería una realidad
cercenada”
La Universidad debe ser un ámbito inclusivo donde se destierre la discriminación
y se aplique la igualdad de oportunidades
cientemente examinados e insuficiente-
mente explotados.
Todo esto es lo que subyace en lo que el
CERMI, la plataforma representativa unitaria
de las personas con discapacidad en España,
viene realizando en este dominio. Nos
hemos puesto a trabajar para hacer del
entorno universitario,más pronto que tarde,
un ámbito libre de restricciones para las per-
sonas con discapacidad, inclusivo, donde se
destierre la discriminación y la falta efectiva
de igualdad de oportunidades, a pesar de las
proclamaciones legales, más retóricas que
reales, en muchas ocasiones. Un ámbito que
amplíe horizontes,que se acerque,sin prejui-
cios y con afán iluminador –ilustrado- a una
porción de la realidad como es la de la dis-
capacidad que durante mucho tiempo que
ha quedado extramuros del saber oficial.
Nuestra aspiración como movimiento
asociativo es que la atención a la discapa-
cidad sea un eje de acción transversal en
la política universitaria, en la acción que
desarrollen los equipos de gobierno de las
Universidades españolas. Que se dispon-
gan programas y servicios, en el seno de
las Universidades, y no como mera cues-
tión de voluntarismo, que compensen las
desventajas, muy acusadas, de las que par-
ten las personas con discapacidad, que se
garantice la no discriminación, que los
entornos universitarios sean ámbitos uni-
versalmente accesibles, libres de barreras.
Que se multipliquen las líneas de investiga-
ción, docencia y formación que tengan a la
discapacidad como diana.
Hay que liberar, con medidas eficaces, el
potencial que pueden aportar al mundo
académico y universitario, si no hubiera
restricciones, las personas con discapaci-
dad. Sin la discapacidad o con una repre-
sentación limitada de la discapacidad, la
Universidad, que quiere decir originaria-
mente universalidad, reunión de todos,
sería una realidad cercenada, restringida.
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