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26 inmune, lo que les puede hacer más tico de la situación, es importante para el
débiles en los procesos infecciosos. cuidador principal o familiar tomar con-
“Las asociaciones ciencia de su propia necesidad de ayuda,
– A lteraciones psicológicas. Son nu- de contar con la participación o colabora-
de familiares se han merosos los estudios que constatan ni- ción de un cuidador profesional, teniendo
convertido hoy en el veles altos de ansiedad y depresión en siempre y en cualquier caso como punto
referente indiscutible de los cuidadores. En ocasiones, se ven de mira el bienestar del ser querido con
la atención integral del desbordados y experimentan sentimien- Alzheimer.
tos como la tristeza, el desánimo o la
”Alzheimer soledad. Se sienten enojados, culpables El cuidador profesional es una figura
o desesperanzados, cansados o depri- de apoyo, complementaria al familiar (al
midos ante la realidad. El estrés emo- que nunca sustituye o reemplaza) que,
cional es lógico y comprensible. Las dependiendo de las fases de la enferme-
personas se asustan de las emociones dad, le permite a éste:
fuertes, de lo que experimentan al tener
sentimientos contradictorios: sentir re- – Disponer de momentos de respiro o
chazo y afecto al mismo tiempo o senti- descanso de su responsabilidad de cui-
mientos negativos hacia el enfermo. dar, que puede dedicar a otros asuntos
(personales, familiares, sociales, labora-
– A lteraciones sociales. Los familiares les...).
cuidadores sufren mayor aislamiento
social, menos disponibilidad de tiempo – Tener la tranquilidad de saber que su
para ellos mismos, deterioro del nivel familiar enfermo está convenientemen-
de intimidad y disminución de la grati- te atendido.
ficación por parte del enfermo receptor
de los cuidados. Independientemente del perfil profesio-
nal, la figura del cuidador profesional co-
Se comprende, ante este panorama, que la bra su importancia en los siguientes en-
familia, tanto quien asume el rol de cuida- tornos:
dor principal como el resto de miembros,
precisan de comprensión, apoyo y solidari- – E n el domicilio del paciente, combinan-
dad social para poder afrontar la respon- do la clásica atención domiciliaria con
sabilidad del cuidado mientras dure la en- el apoyo a la realización de las activi-
fermedad, pero también para prepararse dades de la vida cotidiana y explorando
para su reinserción en la sociedad una vez fórmulas específicas e individualizadas
superado el trauma que supone el falleci- de atención psico-social.
miento del familiar enfermo.
– En los centros de día, unidades de res-
A pesar de la situación descrita, el cuidado piro, talleres de memoria..., desarro-
proporcionado por un familiar es, sin duda, llando programas específicos de inter-
el más adecuado y positivo, puesto que vención no farmacológica.
añade un plus que está por encima de
cualquier tratamiento conocido: el cariño. – En el entorno residencial, atendiendo
las necesidades básicas de los pacien-
Pero también es cierto que el cariño, por tes en los últimos estadíos de la enfer-
muy fuerte que sea, no resulta suficiente medad.
para garantizar unos mínimos niveles de
calidad de vida del paciente, sobre todo Tanto sea un cuidado proporcionado por
en las fases más avanzadas de la enfer- un cuidador familiar o por uno profesio-
medad. Con independencia de lo dramá- nal, en la atención a una persona con
Alzheimer es básico que la tarea no se
limite exclusivamente a cuestiones rela-
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