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COLABORACIÓN TÉCNICA
La Soledad, las Personas 39
Mayores y el Siglo XXI
El asociacionismo de las personas mayores, una respuesta a la soledad
Texto | Dolores San Martín San José
[Presidenta de FAMPA: Federación de Asociaciones de Mayores del Principado de Asturias].
Las personas mayores se enfrentan a una nueva situación derivada de los cambios sociales y estructurales surgidos
en los últimos años del siglo XX, que provocan sentimientos de soledad no deseada. Una forma de combatir este sen-
timiento es fomentar un movimiento asociativo en el que las personas mayores sean los auténticos protagonistas.
El siglo XX ha sido el colofón de múltiples familiar, de fomentar las relaciones socia- ción que, hace sólo unos años, constituían
avances en todos los niveles: salud, tec- les, de mantener vínculos estables que básicamente el único apoyo social exis-
nología, comunicaciones, empleo y jubila- nos eran gratificantes. Sobre todo en el tente.
ción, seguridad, reimpulso del medio ur- medio urbano, que ha experimentado un
bano, relaciones sociales, modelo del nuevo repunte similar al que vivió con la Estamos perdiendo la autoayuda en favor
núcleo familiar... revolución industrial en el siglo anterior. de la autoestima. Hemos alcanzado la au-
tonomía plena (basada únicamente en los
Y, es quizás este cambio en el tradicional El caso es que, con ello, se nos están es- recursos económicos) pero hemos perdido
modelo familiar, el que nos ha hecho ex- capando recursos insustituibles como la relaciones personales. Hemos ganado
perimentar también diversas emociones colaboración vecinal, los grupos de autoa- años a la vida, pero aún no sabemos cómo
nuevas. yuda y otras muchas formas de participa- darles vida.
Por una parte, los núcleos familiares que
han ido surgiendo, nos han despertado
sentimientos aletargados como la inde-
pendencia familiar, la autonomía personal
y libertad de decidir.
También hemos desarrollado la capaci-
dad de “compartir” con personas con
las que no nos une una relación senti-
mental ni familiar y hemos aprendido a
gestionar nuestra propia vida sin necesi-
tar la aprobación o el consentimiento de
los demás.
ENLACE EN RED 13 Pero en este camino de evolución indivi-
dual y social, hemos perdido la capacidad
de disfrutar de la convivencia en la unidad
La Soledad, las Personas 39
Mayores y el Siglo XXI
El asociacionismo de las personas mayores, una respuesta a la soledad
Texto | Dolores San Martín San José
[Presidenta de FAMPA: Federación de Asociaciones de Mayores del Principado de Asturias].
Las personas mayores se enfrentan a una nueva situación derivada de los cambios sociales y estructurales surgidos
en los últimos años del siglo XX, que provocan sentimientos de soledad no deseada. Una forma de combatir este sen-
timiento es fomentar un movimiento asociativo en el que las personas mayores sean los auténticos protagonistas.
El siglo XX ha sido el colofón de múltiples familiar, de fomentar las relaciones socia- ción que, hace sólo unos años, constituían
avances en todos los niveles: salud, tec- les, de mantener vínculos estables que básicamente el único apoyo social exis-
nología, comunicaciones, empleo y jubila- nos eran gratificantes. Sobre todo en el tente.
ción, seguridad, reimpulso del medio ur- medio urbano, que ha experimentado un
bano, relaciones sociales, modelo del nuevo repunte similar al que vivió con la Estamos perdiendo la autoayuda en favor
núcleo familiar... revolución industrial en el siglo anterior. de la autoestima. Hemos alcanzado la au-
tonomía plena (basada únicamente en los
Y, es quizás este cambio en el tradicional El caso es que, con ello, se nos están es- recursos económicos) pero hemos perdido
modelo familiar, el que nos ha hecho ex- capando recursos insustituibles como la relaciones personales. Hemos ganado
perimentar también diversas emociones colaboración vecinal, los grupos de autoa- años a la vida, pero aún no sabemos cómo
nuevas. yuda y otras muchas formas de participa- darles vida.
Por una parte, los núcleos familiares que
han ido surgiendo, nos han despertado
sentimientos aletargados como la inde-
pendencia familiar, la autonomía personal
y libertad de decidir.
También hemos desarrollado la capaci-
dad de “compartir” con personas con
las que no nos une una relación senti-
mental ni familiar y hemos aprendido a
gestionar nuestra propia vida sin necesi-
tar la aprobación o el consentimiento de
los demás.
ENLACE EN RED 13 Pero en este camino de evolución indivi-
dual y social, hemos perdido la capacidad
de disfrutar de la convivencia en la unidad
