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A F ONDO
Historia 2. La casa imperfecta
Un maestro de construcción ya entrado en años estaba
listo para retirarse a disfrutar su pensión de jubilación.
Le contó a su jefe acerca de sus planes de dejar el tra-
bajo para llevar una vida más placentera con su esposa
y su familia. Iba a extrañar su salario mensual, pero
Pressfoto / Freepik necesitaba retirarse; ya se las arreglarían de alguna
B manera.
El jefe se dio cuenta de que era inevitable que su buen
ANEXO B: EXPLÍCAME UN CUENTO empleado dejara la compañía y le pidió, como favor
personal, que hiciera el último esfuerzo: construir una
Este anexo hace referencia a las dos historias que los casa más. El hombre accedió y comenzó su trabajo,
estudiantes tenían que representar a un compañero pero se veía a las claras que no estaba poniendo el co-
mediante la mímica. Cada pareja tenía a disposición razón en lo que hacía. Utilizaba materiales de inferior
una de las dos historias. calidad, y su trabajo, lo mismo que el de sus ayudantes,
era deficiente. Era una infortunada manera de poner
Historia 1. El papel arrugado punto final a su carrera. Cuando el albañil terminó el
Contaba un predicador que, cuando era niño, su carácter
impulsivo lo hacía estallar en cólera a la menor provocación. trabajo, el jefe fue a inspeccionar la casa y le extendió
las llaves de la puerta principal. “Esta es tu casa, que-
Luego de que sucedía, casi siempre se sentía avergonzado y rido amigo –dijo–. Es un regalo para ti”. Si el albañil
batallaba por pedir excusas a quien había ofendido. hubiera sabido que estaba construyendo su propia
Un día su maestro, que lo vio dando justificaciones después casa, seguramente la hubiera hecho totalmente diferen-
de una explosión de ira a uno de sus compañeros de clase,
lo llevó al salón, le entregó una hoja de papel lisa y le dijo: te. ¡Ahora tendría que vivir en la casa imperfecta que
había construido! •
—¡Arrúgalo! El muchacho, no sin cierta sorpresa, obedeció
e hizo con el papel una bolita. —Ahora —volvió a decirle el
maestro— déjalo como estaba antes. que dejas con tu ofensa será tan difícil de borrar como esas
Por supuesto que no pudo dejarlo como estaba. Por más que arrugas y esos pliegues.
trataba, el papel siempre permanecía lleno de pliegues y de Así aprendió a ser más comprensivo y más paciente, recor-
arrugas. Entonces el maestro remató diciendo: dando, cuando está a punto de estallar, el ejemplo del papel
—El corazón de las personas es como ese papel. La huella arrugado. •
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