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tras mucho insistir consiguió que le diesen la hormona del crecimiento. “Era muy difícil para

           nosotros seguir trabajando con él la autonomía cuando por ejemplo no llegaba a subirse solo
           al coche. Tomar la hormona le ha ayudado mucho y en la actualidad, con 14 años, su estatura

           es la propia de su edad”, explica Esther. Su municipio no contaba con un centro con buena

           capacidad para la integración de menores con discapacidad, por lo que la lucha de Esther ha
           sido constante. “Conseguí que un fisioterapeuta fuese al colegio preferente al que acudía

           Pablo, porque veía que era algo imprescindible y me resulta difícil de entender que no hubiese
           uno”, comenta Esther.

                  Por otro lado, con relación al tipo de rehabilitación que recibe el menor, Esther dice: “te
           encuentras perdida, no sabes dónde llevarle y nadie te sabe explicar que es lo que más te

           conviene, tuve que dejar de trabajar dos tardes a la semana para poder bajar hasta Madrid

           para acudir a  su  rehabilitación”. Esta es la realidad  de  muchas  familias de afectados por
           leucodistrofias que no saben dónde acudir, porque nadie les indica qué tipo de terapias son

           las más indicadas para los afectados.
                  Lógicamente, cada persona necesita de un tipo de terapia, y no todas las personas con

           leucodistrofias necesitan la misma, pero es muy importante asesorarse bien para que todo el
           trabajo que se realice, así como el esfuerzo física del afectado, y económico que supone para

           el entorno familiar tenga una finalidad positiva. Desde la asociación contamos con expertos

           que pueden  orientar, por lo que podéis  poneros en contacto con nosotros sin  ningún
           problema. Pablo ha seguido el método Vojta y el enfoque de rehabilitación neurológica Bobath

           entre otros. Además, Pablo trabaja diariamente en casa para mejorar sus condiciones físicas.

           Realiza una hora al día de elíptica, o de cinta andadora.
                  “En la actualidad, Pablo en casa de desplaza apoyado

           en las paredes y por la calle damos pequeños paseos los dos
           agarrados”, dice Esther.

                  Cuando llegó el paso de la silla de paraguas a una más
           grande, Esther lo tuvo claro y decidió que lo mejor era trabajar

           mucho con Pablo para que pudiese deambular y  gracias al

           esfuerzo y a la capacidad de Pablo, en la actualidad cuenta
           con esa capacidad de deambular y  no utiliza silla de ruedas.

           En este momento, están utilizando un arnés para que pueda
           andar junto con otra persona y no tienda a irse hacia el lado

           del brazo del que se agarra.
                  El lenguaje de Pablo es limitado, aunque su comprensión es total, a la gente muchas

           veces le cuesta entender bien lo que dice, pero día a día va mejorando.



           Newsletter CREER Nº 88 Abril 2019                                                                                                                                                            ~ 18 ~
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