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Hace 13 años inició su andadura la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Benito
Menni de Valladolid, inicialmente en régimen ambulatorio y posteriormente en régimen de
ingreso, tratando de seguir la misma formación y la misma línea de trabajo que el resto de
las unidades de la Red Menni.
Nos dimos cuenta que la población infantil que sufría una patología neurológica
después de la etapa de Atención Temprana (a partir de los 3 años) no disponían de unidades
específica con abordaje multidisciplinar al igual que realizábamos con adultos. Cuando
aparece una lesión neurológica el niño necesita, al igual que el adulto, un abordaje
multidisciplinar, Pero debido a las características especiales del niño el enfoque debe
diferenciarse.
Los niños tienen un SNC en desarrollo por lo que el daño cerebral va a condicionar su
evolución posterior:
Las consecuencias pueden no ser evidentes en los primeros momentos
El perfil de dificultades no va a ser estable
Es necesaria una rehabilitación que les proporcione las experiencias necesarias para
minimizar el impacto de su lesión, contando así mismo con el mayor potencial de la
NEUROPLASTICIDAD en la infancia.
Las secuelas, al igual que en el adulto, afectan a todos los ámbitos de su vida:
A nivel físico (motor, sensorial...), podemos encontrar problemas para caminar,
temblores, falta de coordinación, problemas durante el proceso de alimentación.
A nivel cognitivo, conductual, familiar, social y emocional problemas de memoria, de
atención, o del lenguaje. Y todas ellas, dan lugar a una baja autonomía, una forma de
relacionarse y de comprender su entorno que influirá en la dinámica familiar, social y
en un porcentaje alto en su autoconcepto y la gestión de emociones.
El tratamiento en el daño cerebral infantil, se verá condicionado por la edad a la que
se produzca la lesión. Al ser una persona en desarrollo, los aprendizajes y nivel de
autonomía previo serán distintos según la edad, por lo que los objetivos de la rehabilitación
giran en torno a la recuperación de los aprendizajes perdidos y a facilitar la adquisición de las
nuevas exigencias que por edad les corresponden. Por ello, no se debe tratar igual un niño
que ya ha adquirido una parte del lenguaje a aquel que por su edad cronológica se encuentra
en los primeros estadios de su aprendizaje.
Resumiendo, en un adulto partimos de los déficits que ha ocasionado el daño
cerebral, en los niños tenemos que tener en cuenta las dificultades que presenta en el
Newsletter CREER Nº 78 Abril 2018 ~ 5 ~