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proteger las situaciones que impi-
den a la persona disfrutar de la
autonomía suficiente para hacer
uso de su derecho fundamental a
una vida independiente, al igual
que el derecho a disfrutar de la
salud. Entendida ésta como “un
estado completo de bienestar físi- ganas de vivir. Desde nuestra
co, psicológico y social” como la
ha definido la OMS en 1978.
Los esfuerzos del sistema a
crear deben ir encaminados a
promover mayores grados de
autonomía en la persona, como la
mejor aportación que podemos
hacer para que disfrute sus dere-
chos fundamentales en la mayor
plenitud posible.
La aspiración de toda persona,
desde edades tempranas, es tener
capacidad para desenvolverse por
sí misma.
Es una aspiración primera que
la de la propia libertad, innata a las búsqueda de la mayor autonomía
infancia deseamos ser mayores, y
en nuestra ancianidad añoramos el
vigor y las habilidades que había-
mos adquirido. El patrimonio per-
sonal que constituye la autonomía
personal es intrínseca a nuestra
vida, aprendemos durante años
para adquirirla, y lo lamentamos
en los años en que la vamos per-
diendo. Todo ello porque está en
juego el bien más preciado des-
pués de la propia vida: la indepen-
dencia personal, como componen-
te de la libertad individual.
La futura Ley debe establecer,
en primer lugar, mecanismos de
de la persona y respeto a su dere-
cho a la independencia. De forma
que los apoyos que se presten
favorezcan siempre la mayor
autonomía, evitando una mayor
dependencia. Es aquí donde debe-
mos hacer mayores esfuerzos de
diseño de servicios y ayudas téc-
nicas que inviten permanente-
mente a la persona a permanecer
activa, dentro de las posibilidades
que su estado de salud le permite
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