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Mejora tu personalidad desarrollando tus potencialidades


                                  Claves básicas para iniciarse

                                  en “Terapia de la Escritura”


          •  Empieza ¡ya!: llevar un diario es, ante todo, un ejercicio de libertad creadora. Algunas
           personas eligen un elegante cuaderno de piel con sus iniciales en oro. Otras se sienten más
           cómodas escribiendo en un simple block de colegial o una sencilla libreta. Y, ahora, hasta las
           hay que registran sus pensamientos en un ordenador personal. Cualquier material es válido.
           Pero empieza ¡ya!


          •  Ubícate: antes de empezar a escribir en tu diario colócate en una situación tranquila y aislada.
           Cierra tus ojos y respira profundamente. Esto te permitirá concentrarte, clarificar tu mente
           y facilitar la transición de la realidad a la introspección o la contemplación. Puedes dedicarle
           15, 20 ó 30 minutos. Tampoco es preciso escribir todos los días, sino sólo cuando “sientas
           necesidad de ello”.


          •  ¿Qué llama tu atención?: existen diversas técnicas para escribir un diario. Una de las más
           fáciles es elegir un tema, una situación, una pregunta, o una frase que tú has dicho o que te
           han dicho y ha atraído tu atención. Por ejemplo: “¿Por qué me siento enojado?”, “¿Qué es lo
           más importante para mi en la vida?” o “¿Qué estoy sintiendo en estos momentos?” pueden
           ser preguntas útiles para romper el miedo a la hoja en blanco. A partir de ahí, tu escritura se
           volverá más fluida a medida que te concentres para expresar lo que sientes sobre ti mismo o
           los demás.

          •  Carta sin destino: otra táctica es la de creer que estás escribiendo una “carta” a alguien
           que te gusta –o te disgusta–. La intimidad y la seguridad de tu diario posibilita escribir
           cosas que nunca dirías a esa persona. Este sistema proporciona una catarsis. Con ella se
           liberan sentimientos hostiles que son dolorosos y que no es conveniente enterrarlos, y que
           podrían arruinar una relación si se expresaran en voz alta. La “carta” no enviada clarifica
           tus sentimientos. Especialmente, si tus pensamientos son confusos o complejos. Esta técnica
           permite resolver conflictos diciendo la verdad a alguien, sin que realmente esté contigo. A
           veces, las únicas cosas que merece hablar sobre ellas ¡son las que no podemos hablar sobre
           ellas!

          •  Crea diálogos imaginarios: otra forma de expresar sentimientos profundos es escribir
           sobre ellos imaginando que los dice otra persona. Un diálogo imaginario promueve empatía
           y creatividad. O describe tus experiencias más agradables e intensas tratando de reproducir
           las reacciones que sentiste en aquel momento. Cualquier fórmula es válida si te ayuda a
           comprenderte mejor y a tomar decisiones. No puedes actuar como aquel que dice: “Tengo
           que darme prisa. El autobús va a partir y no sé adónde voy ni para qué”.

          •  Escríbelo todo: sentimientos acerca de tus miedos, preocupaciones, angustias, quejas.
           Examina cómo cambian estas emociones con el tiempo, para descubrir qué anhelos ocultos
           están expresando inconscientemente. Pocos somos tan monolíticos como para no mostrar
           conflictos internos. Todas estas inquietudes serán más potentes reflejadas en un papel que
           en tu mente. Y, muy especialmente, escribe sobre todas aquellas situaciones en las cuales
           te has comportado falsamente. Lo que tu mente te decía en ese momento que fingías para
           justificar tu actitud. Lo que sentías en tu interior y el significado que tenía esa energía
           malgastada. Con este ejercicio introspectivo, encontrarás tu verdadera voz interior, tu
           auténtica personalidad.




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