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                   Los libros de caballería, con Amadís de Gaula a la cabeza,


                constituyeron uno de los grandes éxitos editoriales a lo largo y

                                              ancho de los Siglos de Oro


              en numerosísimas ediciones impresas    dieron, sino que también sirvió de ins-  El propio Cervantes, Quijote (I,32),
              en francés, portugués, italiano, alemán,  piración a muchas y populares obras  pone en boca del ventero Palomeque
              inglés, holandés y hasta hebreo.       de acción, aventura, amor y situacio-  las siguientes palabras: “Porque cuan-
              Todos hemos sido lectores de los llama-  nes mágicas que han llegado hasta    do es tiempo de la siega, se recogen
              dos libros de caballerías en algún     nuestros días en letra impresa o en ver-  aquí, las fiestas, muchos segadores, y
              momento de nuestra vida. Hemos oído    siones cinematográficas.               siempre hay algunos que saben leer, el
              hablar de caballeros andantes, del rey  Los libros de caballerías son, en el siglo  cual coge uno de estos libros en las
              Arturo y los caballeros de la Tabla    XVI, una pervivencia del heroísmo      manos y rodeámonos dél más de trein-
              Redonda, del mago Merlín o de la reina  novelesco medieval. Son narraciones   ta, y estámosle escuchando con tanto
              Ginebra, de Amadís de Gaula, de Lanza-  en prosa, por lo común de gran exten-  gusto, que nos quita mil canas; a lo
              rote del lago (Lancelot) o Tirant le Blanc.  sión, que relatan las aventuras de un  menos, de mí sé decir que cuando oyo
              También recordamos la burla que Cer-   hombre extraordinario, el caballero    decir aquellos furibundos y terribles
              vantes dedica a este género, ya enton-  andante, quien vaga por el mundo      golpes que los caballeros pegan, que
              ces en decadencia, al hacerle causante  luchando contra toda suerte de perso-  me toma gana de hacer otro tanto, y
              de la locura del ingenioso hidalgo.    nas o monstruos, contra seres norma-   que querría estar oyéndoles noches y
              Constituyó una línea editorial de largo  les o mágicos, por unas tierras las más  días”. Así se entiende que el público de
              alcance, que conoció su decadencia al  de las veces exóticas o fabulosas. Es  los libros de caballerías, en parte era
              estereotiparse y perder audiencia al   un ser de una fuerza considerable,     lector y en parte auditor, como los
              haberse explotado hasta la saciedad.   muchas veces portentosa e inverosímil,  segadores analfabetos que se nos
              Pero sus caballerescas aventuras, sus  habilísimo en el manejo de las armas,  habla en el pasaje.
              románticas historias de amor, sus      incansable en la lucha y siempre dis-  Los lectores de la literatura caballeres-
              damas siempre bellas y muchas veces    puesto a acometer las empresas más     ca son de las más diversas condición,
              aguerridas, no sólo hizo soñar viajes y  peligrosas. Por lo común lucha contra  desde segadores que escuchaban los
              concebir ilusiones a más de ocho gene-  el mal, pero el afán por la acción, por la  libros que tenía el ventero Palomeque
              raciones de europeos que nos prece-    aventura, es para él una especie de    del Quijote, hasta el emperador Carlos
                                                     necesidad vital y constituye un anhelo  V, santa Tersesa de Jesús, san Ignacio
                                                     para imponer una serie interrumpida    de Loyola o Lope de Vega.
                                                     de sacrificios, trabajos y esfuerzos que  Se sabe que algunos nobles y caballe-
                                                     son ofrecidos a una dama, con la fina-  ros eran aficionados a los libros de
                                                     lidad de conseguir, conservar o acre-  caballería por los inventarios de sus
                                                     centar su amor.                        bibliotecas o porque alguien, dada su
                                                                                            importancia social, ha narrado alguna
                                                     PÚBLICO LECTOR Y OYENTE                anécdota que lo acredite. De los lecto-
                                                                                            res de condición inferior no podemos
                                                     Hablar de libros de caballerías supone  tener pruebas, porque no han dejado
                                                     referirse al género literario español que,  rastro documental, pero teniendo en
                                                     retomando los mitos, arquetipos, aven-  cuenta las reimpresiones se puede
                                                     turas y valores de la Materia de Breta-  estimar que entre 1551 y 1600 se rea-
                                                     ña, que habían entretenido a la noble-  lizaron 86 ediciones de libros de caba-
                                                     za europea a lo largo de la Edad Media,  llerías, lo que supondría un total apro-
                                                     recorrió toda Europa desde el siglo XV  ximado de 86.000 ejemplares, en tiem-
                                                     hasta las primeras décadas del XVII y al  pos en que la población española era
                                                     que se adscriben más de ochenta        de unos nueve millones y medio de
                                                     obras en numerosísimas ediciones       habitantes. Ello supone que, pese al
                                                     impresas en francés, portugués, italia-  alto grado de analfabetismo, tanto las
                                                     no, alemán, inglés, holandés y hasta   clases elevadas como las medias y
                                                     hebreo.                                bajas tenían y tenían conocimiento de


                                                                                                       Sesenta ymás 59
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