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                                                                                            mi situación económica, que tuve que
                                                                                            pedir 5.000 pesetas, de las de enton-
                                                                                            ces, prestadas por un vecino de Tara-
                                                                                            mundi, que trabajaba en la capital;
                                                                                            cantidad que le devolví tan pronto
                                                                                            como me fue posible.

                                                                                            – ¿Cómo te encontraste Taramundi al
                                                                                            volver, después de 21 años de ausen-
                                                                                            cia?
                                                                                              -Pues con bastantes dificultades,
                                                                                            ya que aquí no había trabajo. Le
                                                                                            eché el ojo a una pequeñísima pana-
                                                                                            dería que estaba en activo; negocio
                                                                                            que, al ser tan pequeño, sólo me
                                                                                            pidieron 200.000 pesetas de enton-
                                                                                            ces por su compra (la mitad de ese
                                                                                            importe lo pedí a un banco; el resto
                                                                                            me las dio prestadas un hermano de
                                                                                            mi suegra, a quien también se las
                                                                                            fue devolviendo). Ofelia y los niños
                                                                                            pudieron abandonar Cuba en 1972,
                                                                                            pero antes yo ya les había preparado
              Los hoteles con que cuenta el turismo rural de esta zona, han respetado el encanto de esta parte  el piso debidamente amueblado para
              del norte de España.                                                          recibirlos y el negocio de la panade-
                                                                                            ría en pleno funcionamiento. Para
                                                                                            conseguirlo, tuve que trabajar de sol
                                                                                            a sol, elaborando el pan y luego
                                                                                            repartiéndolo en la furgoneta, en
                                                                                            otros concejos del Occidente de
                                                                                            Asturias; tarea que desarrollé duran-
                                                                                            te cinco años. Después, con los
                                                                                            escasos ahorrillos, me lancé a com-
                                                                                            prar otros locales, vacíos, en Tara-
                                                                                            mundi, para instalar una panadería
                                                                                            más grande, porque la anterior se
                                                                                            había quedado demasiado pequeña.

                                                                                            – ¿Pero, por qué la panadería, si su ofi-
                                                                                            cio estaba más relacionado con la ferre-
                                                                                            tería?
                                                                                              Por dos motivos fundamentales:
                                                                                            en primer lugar, pensar que al tener
                                                                                            una panadería no se iba a pasar
                                                                                            hambre, y luego al averiguar que el
                                                                                            pan se vendía al contado, mientras
                                                                                            que la harina, que era la materia pri-
                                                                                            ma, se pagaba a 90 días… No tardé
                                                                                            en comprender que este era el nego-
                                                                                            cio que más me interesaba, para
                                                                                            superar aquella situación económica



                                                                                                       Sesenta ymás 55
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