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Mayores Hoy

UN HOMBRE DE ESTADO

SABINO FERNÁNDEZ CAMPO

Texto y fotos: Sebastián Romero fueron la culminación de otros trece que se produzca, una verdadera anor-
Márquez años en los que desempeñó el puesto malidad, que es ver morir a nuestros
de secretario general de la Casa, cuya seres queridos. Cuando lo normal
El teniente general, Sabino Fernández labor fue determinante en abortar el sería, por la edad, que fueran los hijos
Campo, pasará a la Historia de golpe militar del 23-F y la consolida- los que nos despidieran a los mayores.
España como Jefe ción de la Monarquía como régimen Yo he tenido en este aspecto la suerte
de la Casa de político en nuestro país. SESENTA muy de espaldas. He perdido a un hijo
Su Majestad el Y MÁS le ha entrevistado y estas en un accidente de tráfico, otro, por
Rey don Juan son sus palabras. una enfermedad, tenía treinta y ocho
Carlos I, Con- — ¿Cómo lleva su edad, cuando años, y, ahora, en el transcurso de
de de Latores está próximo a cumplir ochenta y unos meses, he perdido a dos hijas.
con Grandeza nueve años? Tengo otra hija que está también muy
de España. Los Llevo mi vida con gran preocu- enferma. Estoy pasando por unos
tres años que pación y con un gran dolor. Pre- momentos muy tristes en mi vida, con
ocupó ese cargo cisamente, el tener tantos una gran depresión. No quiero ni tra-
años, da lugar a tarme porque tengo miedo, y sé hay
que resistir las cosas tal como vienen
y tener fuerzas suficientes para supe-
rarlas. Independientemente de mi vida
personal, estaría muy satisfecho de
haber tenido una vida plena, llena de
emoción, con honores muy importan-
tes, cómo el haber sido secretario
general y jefe de la Casa de S.M.el Rey
durante muchos años. No me quejo de
ser “viejo”, sino de las cosas que les
sucede a uno por ser mayor, en este
caso, ver morir a sus hijos.
— Parece mentira que usted que ha
vivido tan intensamente la vida política
de España, desde la guerra civil que se
alistó como alférez provisional, vivió
la transición en primera fila, paró jun-
to con el Rey el golpe militar y llegó a
ser jefe de la Casa del Rey, tenga aho-
ra que vivir este nuevo envite de la
vida y no pueda hacer nada para defen-
derse.
Efectivamente. Esto es lo duro de la
vida. No me importa la edad mientras
uno pueda defenderse por sí sólo, y si

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