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Rasgos de las personas felices:
• La autoestima: La gente feliz se ama a sí misma. Esto no
tiene nada que ver con el egoísmo sino con una forma
equilibrada de desarrollar y experimentar la existencia,
conscientes de nuestro potencial y de nuestras auténticas
necesidades.
• Sentir que somos dueños de nuestra vida: Ser capaces de
saber qué es exactamente lo que podemos esperar de la
vida, y ejercer un control sobre ella, hace que nos sintamos
mejor. Las ideas poco realistas no ayudan.
• El optimismo: Es un sentimiento que puede ejercitarse y
resulta muy beneficioso para la salud y la calidad de vida.
No hay que confundirlo con la alegría. El optimismo no
conduce siempre a la alegría sino que proporciona paz
interior a la persona y ayuda a superar las situaciones más
difíciles.
• La extraversión: Es un rasgo que viene asociado a la
personalidad de cada persona. Desde luego no es malo ser
introvertido, siempre y cuando eso no nos aparte de los
demás. La extraversión nos permite interaccionar con
nuestro entorno y, eso es muy positivo a la hora de valorar
el nivel de satisfacción personal que percibimos.
• Cultivar las relaciones íntimas: Las relaciones con amigos y
miembros de la familia nos hacen experimentar
sentimientos positivos.
• Aprender a expresar gratitud: Si miramos a nuestro alrededor
descubriremos que hay muchas cosas por las que estar
agradecido. Manifestarlo nos ayuda a apreciar la vida y
disfrutarla en plenitud.
• • El fracaso no es sinónimo de infelicidad: Hay que mirarlo
desde otra perspectiva. Más allá de pensar que es un
desastre, la pregunta es qué podemos aprender.
• Ejercitarse: Realizar algún tipo de actividad física y mental
tiene un gran poder sobre nuestro estado de ánimo y
percepción de lo que nos rodea.
• Dedicar tiempo a las cosas que nos gustan: Nos ayudará a
darle sentido a nuestra vida, haciéndonos percibir todo de
manera más equilibrada y plena.
La madurez es una etapa llena de
cambios en la naturaleza del ser huma-
no y, si bien en ella la salud comienza
a deteriorarse, también es cierto que es
posible transitarla con mucha calidad
de vida. Investigaciones sobre la neu-
ropsicología del envejecimiento han
descubierto que, contrariamente a las
creencias respaldadas por la opinión
pública, las personas continúan desa-
rrollando nuevas células cerebrales
durante toda la vida, y estas células
continúan naciendo aún en la etapa
adulta. La Organización Mundial de la
Salud publicó, en su día, un interesan-
te informe sobre “Mitos falsos sobre la
vejez”, en el que se incluían recomen-
daciones para vivir una vejez activa con
calidad de vida. Una de las conclusio-
nes más interesantes a las que llegaba
el informe, era la que señalaba a los
mayores como un grupo muy heterogé-
neo compuesto por personas que viven
una vida muy activa y sana, frente a
otros que, aún no siendo tan mayores,
viven una vida de pobre calidad. “Des-
de luego –comenta Rocío Fernández
Ballesteros–, las personas mayores son
muy distintas entre sí. Así como no
podemos decir que todas las personas
mayores son cascarrabias, rígidas e
inflexibles no podemos decir que el
pensamiento adulto es flexible, abierto
y puede adaptarse de muchas mane-
ras. Lo que si es cierto es que aquellas
personas que se han aprovechado de
su propia experiencia y han elaborado
una serie de potencialidades positivas
como la tolerancia, la flexibilidad, la
empatía, la comprensión, etcétera,
pueden llegar a ser sabias y ayudar a
los demás con su sabiduría”.
OPTIMISMO Y SABIDURÍA
Es importante destacar que numero-
sos estudios han demostrado que las
personas tienen la capacidad de sentir-
se felices, incluso en condiciones obje-
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