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Reportaje EL LIBRO DE LA VIDA

nan cuando ven el libro porque en todas LA REALIDAD MATERIAL una hora concreta porque así ellos per-
las vidas hay acontecimientos que ciben que es algo serio y no una activi-
asombran. Juan Luis destaca algunos Para que todos esos recuerdos desor- dad que dejamos para cuando tenemos
de esos episodios, “situaciones estre- denados cobren vida de una manera un hueco. Cada sesión va de cuarenta y
santes como una guerra o relaciones cronológica y ordenada el papel de cinco minutos a una hora, la realizamos
amorosas maravillosas, te das cuenta monitor es fundamental. El responsable en la intimidad de su habitación y con
que esas personas han tenido una vida de todos ellos es Álvaro Mosquera, edu- un diálogo abierto en el que contínua-
intensa. Unos de los casos que más me cador Social, “primero hacemos una mente hay vueltas al pasado y recapitu-
llamó la atención fue el de un hombre selección de mayores y hablamos con laciones. En finalizar el libro tardamos
que estuvo en un campo de concentra- ellos para explicarles que vamos a hacer entre diez y doce sesiones”.
ción y vivió situaciones límite pero aun- y cómo lo vamos hacer. Nuestra función
que pudo rehacer su vida, aún le que- es ayudarles a recordar y les aseguramos El monitor hace una primera sesión
dan secuelas postraumáticas por las que es algo íntimo. Cuando acceden a con el mayor y se comienza con el desa-
noches, es impresionante”. realizar esa actividad fijamos un día y rrollo, “hay algunos a los que le sacas
un tema y no se avanza porque ellos se

JULIO HERRERO, Julio herrero, en su habitación, junto al libro y diversas fotografías.
84 AÑOS
y al casarse se fueron a vivir al pueblo de ella, la guerra estuve en el ejército pero no fui al
De aspecto juvenil y estupenda memoria “allí yo seguía con lo de las pieles, también frente porque dormía en casa y todo”.
Julio entró en la residencia, junto a su hacía de cartero, tuvimos una cantina donde
esposa, hace un par de años, “mi seño- vendíamos de todo. Ibamos tirando pero tam- El libro de su vida está destinado a su hijo y
ra padecía Alzheimer en primer grado pero poco daba para mucho” y como otra mucha su nieto, “el nieto todavía no lo ha leído porque
otra enfermedad se la llevo cuando apenas lle- gente cogieron el camino de la emigración que estoy escribiendo mis memorias, un capítulo se
vábamos unos días aquí y yo decidí quedarme”. les llevo hasta Bilbao. “Es terrible el cambio lo dedico a su abuela y empiezo así: ‘Siempre
que ha dado la vida desde mi niñez hasta aho- me dije, creo que cuando nos conocimos El me
Su habitación, individual, es espaciosa. ra, el salto que ha dado la vida ha sido grandí- la indicó’ y sigo con lo que es el cariño, lo que
Decorada con sencillez y comodidad en ella simo, no nos hemos quedado en un término hemos vivido entre los dos, el amor que ha
destacan las fotografías familiares que medio y creo que si nos hubiéramos quedado habido y también el dolor porque nos ha tocado
acompañan a Julio, desde las paredes; enci- en ese término medio hubiera sido mejor para mucho. Incluso hemos criado a una niña a la
ma de la cómoda o en la mesilla de noche sus todos”. hemos querido como una hija, tanto que siem-
seres queridos están junto a él, sobre todo su pre, con el consentimiento de sus padres, la
esposa a la que sigue teniendo presente Uno de los aspectos que más ha marcado hemos llamado hija”. Y esa niña, hoy una mujer,
todos los días. su vida ha sido la guerra, “por eso nos tuvimos sonríe desde una foto de su boda, una foto
que ir del pueblo a Venta de Baños y luego en puesta con todo mimo sobre la cómoda.
Su mujer nació en un pueblo de la provin-
cia de Valladolid, Cubillas de Santa Marta, Julio
nació en Paredes de Nava, allí estuvo hasta el
año 1936 que estalló la guerra. Su familia y él
eran labradores, “pero la situación tan difícil
que se vivía nos obligó a trasladarnos a Venta
de Baños donde yo tenía un tío que trabajaba
en la RENFE y que ayudó a mi padre a colocar-
se en una fábrica hasta que ésta cerró”. Al
quedarse el padre sin trabajo Julio y él comen-
zaron a trabajar en el negocio de las pieles,
“nosotros comprábamos las pieles y era un
negocio a comisión, entonces nos pagaban
treinta céntimos, de los de antes, por un kilo”.

Conoció a la que más tarde sería su mujer

12 Sesenta y más
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