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accesibilidad”, pero siempre, recuerda, “hay Entre deseos y esfuerzos, habla de seguir
gente dispuesta a echarte una mano cuando compitiendo subido en un buggy, de volver
no puedes subir un escalón”. al Dakar, de prolongar la felicidad y de cum-
plir dos retos que cumple religiosamente:
Hace seis años los límites de Isidre como “Levantarme por la mañana contento por lo
persona los imponía el caprichoso Dakar. que me deparará el día, y acostarme con la
Entre las tórridas dunas y el lago Rosa se fue conciencia tranquila porque he hecho todo
percatando de cuánto de inalcanzable hay en lo que podía hacer”.
el alma de un rallista.
“No echo tanto de menos
Estaba convencido de que detrás de la andar como el deseo de
corona de laurel habría un tributo para los recuperar la sensibilidad”
vencidos después de sacrificar tantas cosas
– en 2006 le extirparon el bazo tras dos caídas COJÍN INTELIGENTE
en 30 kilómetros–. “El Dakar te obliga a ser Todo el mundo sabe lo que es una lesión
mejor persona y más tolerante”.
medular, pero muy pocos son realmente
Durante diez años participó en una prue- conscientes de qué supone estar en una silla
ba de soledad diaria, con el desaliento de “exa- de ruedas y qué conlleva la falta de sensibili-
minar tu autoconfianza” en cada decisión, dad y movilidad.
“un ejercicio que mucha gente lo necesitaría”.
Unas de las patologías más comunes
En su caso, la experiencia africana le ha son las úlceras por presión, que se produ-
ayudado a afrontar este reto de superación. cen cuando la persona lesionada permanece
La competitividad adquirida, el sentido de demasiado tiempo sentada, manteniendo
supervivencia, el dolor físico y el agotamiento una presión constante sobre una misma
mental han sido huellas intangibles que ha zona, que impide la correcta irrigación de
recuperado del pasado para luchar por el los tejidos, lo cual provoca, en el peor de los
futuro. casos, la necrosis de estos tejidos.
“El Dakar ha sido el único que ha podi- Uno de los objetivos de su fundación
do conmigo, pero también me ha ayudado (http://fundacioisidreesteve.org/) es “mejo-
ahora”, sonríe. Sabe que “nadie de nosotros rar la calidad de vida de las personas con
conoce dónde está nuestro límite ni la reac- lesión medular porque a veces parece que
ción que tendremos ante una adversidad”. alguien se ha olvidado de nosotros”.
Lo atestigua desde el sentimiento de ser total-
mente autónomo y “no dependiente”. El gran problema –continúa– no es ir en
MI CUERPO Y YO una silla de ruedas, sino lo que conlleva esta
lesión. “No puede ser que el médico te diga
El primer día que Isidre volvió al gim- que más de ocho horas sentado en la silla no
nasio de toda su vida entró a un vestuario puedes estar”. Por eso se pensó en un “cojín
diferente, subió por un ascensor que desco- inteligente” que evite la presión constante
nocía hasta entonces y, enfundado en unos sobre una misma zona.
pantalones cortos y una camiseta KTM, dijo:
“Pues no tengo tan mala pinta”.
El ambiente y los compañeros no han
cambiado. Empieza a recuperar sensaciones.
Las articulaciones vuelven a ganar movilidad,
los tendones su longitud y flexibilidad. El
cuerpo responde al esfuerzo aunque a veces
lo mire desafiante. “Esto no se despierta”.
Isidre no desespera. “Estoy convencido de
que llegará un día que habrá muchos cam-
bios y encontraremos la solución para volver
a tener el control del cuerpo, aunque no sé si
estaré aquí para vivirlo”.
Acostumbrado a supervisar su alrededor,
hay cosas que se alejan de la posibilidad. Por
ejemplo andar, “algo que no echo en falta
tanto como el deseo de recuperar la sensibili-
dad” cuando me tocan la pierna.
A utonpeorsmoníaal 91
gente dispuesta a echarte una mano cuando compitiendo subido en un buggy, de volver
no puedes subir un escalón”. al Dakar, de prolongar la felicidad y de cum-
plir dos retos que cumple religiosamente:
Hace seis años los límites de Isidre como “Levantarme por la mañana contento por lo
persona los imponía el caprichoso Dakar. que me deparará el día, y acostarme con la
Entre las tórridas dunas y el lago Rosa se fue conciencia tranquila porque he hecho todo
percatando de cuánto de inalcanzable hay en lo que podía hacer”.
el alma de un rallista.
“No echo tanto de menos
Estaba convencido de que detrás de la andar como el deseo de
corona de laurel habría un tributo para los recuperar la sensibilidad”
vencidos después de sacrificar tantas cosas
– en 2006 le extirparon el bazo tras dos caídas COJÍN INTELIGENTE
en 30 kilómetros–. “El Dakar te obliga a ser Todo el mundo sabe lo que es una lesión
mejor persona y más tolerante”.
medular, pero muy pocos son realmente
Durante diez años participó en una prue- conscientes de qué supone estar en una silla
ba de soledad diaria, con el desaliento de “exa- de ruedas y qué conlleva la falta de sensibili-
minar tu autoconfianza” en cada decisión, dad y movilidad.
“un ejercicio que mucha gente lo necesitaría”.
Unas de las patologías más comunes
En su caso, la experiencia africana le ha son las úlceras por presión, que se produ-
ayudado a afrontar este reto de superación. cen cuando la persona lesionada permanece
La competitividad adquirida, el sentido de demasiado tiempo sentada, manteniendo
supervivencia, el dolor físico y el agotamiento una presión constante sobre una misma
mental han sido huellas intangibles que ha zona, que impide la correcta irrigación de
recuperado del pasado para luchar por el los tejidos, lo cual provoca, en el peor de los
futuro. casos, la necrosis de estos tejidos.
“El Dakar ha sido el único que ha podi- Uno de los objetivos de su fundación
do conmigo, pero también me ha ayudado (http://fundacioisidreesteve.org/) es “mejo-
ahora”, sonríe. Sabe que “nadie de nosotros rar la calidad de vida de las personas con
conoce dónde está nuestro límite ni la reac- lesión medular porque a veces parece que
ción que tendremos ante una adversidad”. alguien se ha olvidado de nosotros”.
Lo atestigua desde el sentimiento de ser total-
mente autónomo y “no dependiente”. El gran problema –continúa– no es ir en
MI CUERPO Y YO una silla de ruedas, sino lo que conlleva esta
lesión. “No puede ser que el médico te diga
El primer día que Isidre volvió al gim- que más de ocho horas sentado en la silla no
nasio de toda su vida entró a un vestuario puedes estar”. Por eso se pensó en un “cojín
diferente, subió por un ascensor que desco- inteligente” que evite la presión constante
nocía hasta entonces y, enfundado en unos sobre una misma zona.
pantalones cortos y una camiseta KTM, dijo:
“Pues no tengo tan mala pinta”.
El ambiente y los compañeros no han
cambiado. Empieza a recuperar sensaciones.
Las articulaciones vuelven a ganar movilidad,
los tendones su longitud y flexibilidad. El
cuerpo responde al esfuerzo aunque a veces
lo mire desafiante. “Esto no se despierta”.
Isidre no desespera. “Estoy convencido de
que llegará un día que habrá muchos cam-
bios y encontraremos la solución para volver
a tener el control del cuerpo, aunque no sé si
estaré aquí para vivirlo”.
Acostumbrado a supervisar su alrededor,
hay cosas que se alejan de la posibilidad. Por
ejemplo andar, “algo que no echo en falta
tanto como el deseo de recuperar la sensibili-
dad” cuando me tocan la pierna.
A utonpeorsmoníaal 91