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ASIMILAR Y COMUNICAR EL DIAGNÓSTICO DE


                                               UNA ENFERMEDAD RARA


                                               Ana Santamaría Herrera y Montserrat Cabrejas del Campo,
                                 EDITORIAL

                                               maestras del Creer



                                                                                                   La  Salud  es  el  bien  más  preciado  que  tenemos  las

                                                                                           personas.  Generalmente  asociamos  salud  con  juventud  y
                                                                                           enfermedad con vejez. Si pensamos en niños/as, pensamos
                                                                                           en  enfermedades  comunes,  transitorias.  Quizá  por  ello,

                                                                                           resulta difícil hablar de enfermedad rara con un menor.

                                                                                                   El  carácter  genético  de  la  mayoría  de  las

                                                                                           Enfermedades  Raras  o  poco frecuentes,  hace  que  muchas
                                                                                           de  ellas  presenten  sus  síntomas  desde  el  nacimiento  o  en

                                                                                           los primeros años de vida, encontrándonos así menores que
                                                                                           viven  con  una  enfermedad  crónica  y  en  algunos  casos

                                                                                           degenerativa.

                                                                                          Cuando  las  enfermedades  raras  se  dan  en  la  infancia,

                                              quienes reciben el diagnóstico son los padres y madres. Para una familia recibir la noticia de que su
                                              hijo/a tiene una enfermedad rara supone un gran mazazo.

                                                     De repente, todos los planes que tenían se desmoronan y todo cambia de un día para otro, en

                                              muchas ocasiones hace que la vida gire en torno a las necesidades del menor.

                                                     La mayor parte de las familias experimentan sensaciones de miedo, incomprensión, confusión,

                                              preocupación  por  el  futuro  de  su  hijo/a,  buscan  toda  la  información  posible,  tratan  de  encontrar
                                              respuestas  sobre  la  enfermedad:  evolución  clínica,  tratamiento,  pronóstico,  especialistas,  cuidados

                                              diarios que necesita…

                                                     Toda esta situación supone un gran impacto emocional ya que además de asimilar y adaptarse a

                                              la nueva situación tienen que decidir cómo y cuándo dar a su hijo/a esa información.

                                                     Hablar de la enfermedad no es fácil, puede resultar una tarea bastante complicada, sobre todo

                                              cuando  se  trata  de  enfermedades  crónicas,  de  baja  prevalencia,  desconocidas,  que  apenas  hay
                                              investigación, difíciles de diagnosticar, de tratar y que no tienen cura, como es el caso de las llamadas
                                              Enfermedades Raras.


                                                     En los trece años que llevamos trabajando como maestras en el Centro de Referencia Estatal de
                                              Atención a Personas con Enfermedades Raras  y  sus  Familias  (Creer),  hemos  visto situaciones muy

                                              diversas,  hay  padres  que  buscan  soluciones  rápidas,  toda  la  información,  ayuda,  recursos,  otros  se
                                              mantienen indecisos, niegan el problema y ocultan el diagnóstico al menor, a la familia y a la sociedad.


                                                     Respetar  el  proceso  de  asimilación  de  cada  progenitor,  sus  tiempos  para  digerir  y  aceptar  el
                                              diagnóstico, es fundamental, pero es necesario avanzar e ir superando etapas, los niños/as a pesar de

                                              su  corta  edad,  captan  todo  y  son  capaces de percibir  que  algo en  su entorno familiar no está bien:
                                              nerviosismo, preocupación, sentimientos de culpa, tristeza de los padres, conversaciones a escondidas,
                                              llamadas de teléfono, consultas médicas, estrés, miedo, incertidumbre, frustración…


                                                     De poco sirve ocultar la enfermedad ya que antes o después se hará visible.

                                                     Como  progenitores  se  debe  favorecer  a  los  menores  la  mayor  autonomía  e  independencia

                                              posible y para ello se les debe ofrecer información real de su situación.

                                                     En  algunos  casos  esconder  la  información  al  menor  ha  dado  lugar  a  una  disminución  del

                                              rendimiento  académico,  problemas  conductuales,  sociales,  sentimientos  de  tristeza,  de  culpa,
                                              dificultades para dormir, miedo, temores, sufrimiento, desánimo, enfado, irritabilidad, apatía…etc.


                                                     ConocER nos ayuda a aprendER y entendER, por lo tanto consideramos que tener información
                                              acorde con su edad es beneficioso.



                                                                     Newsletter Creer Nº 104  / 4
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