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Newsletter CREER Nº 99 Enero / Marzo 2021
3 millones de VOCES
ENFERMEDAD DE LYME CRÓNICO
Mi nombre es Carla, tengo 22 años y padezco la
Enfermedad de Lyme desde hace más de cinco. La
aparición de esta enfermedad causó un vuelco en mi
vida, robándome mi salud y haciendo incierto mi futuro.
Esta enfermedad, provocada por la picadura de una
garrapata, mosquito o pulga, no se reconoce en España,
y eso provoca que se arruinen muchas vidas en este
país.
Cuando todo empezó, yo tenía 16 años. Era una buena
estudiante y tenía facilidad para memorizar y recordar,
estaba llena de energía y vitalidad. Pero un día empecé
a encontrarme muy mal, a perder peso y a estar cansada. No podía seguir la rutina de
un joven estudiante ni tampoco salir a comer fuera con amigos, ni hacer deporte. Poco a
poco los síntomas empeoraron: los pies se pusieron negros, tenía las articulaciones
hinchadas, úlceras en el intestino, dermatitis, insomnio, fatiga extrema, pérdidas de
equilibrio y memoria, migrañas… de forma que fueron apareciendo nuevos diagnósticos
como osteoporosis, polineuropatía, intolerancia al gluten y lactosa, insuficiencia
circulatoria periférica, livedo reticular, falta de sensibilidad en extremidades…
Cada médico especialista me veía de forma individual, investigando dentro de su
campo, pero ninguno de ellos capaz de ver cuál era el origen de todo ese cuadro clínico
multisistémico. Ante tanto malestar tuve varios ingresos, donde finalmente me daban el
alta sin saber lo que estaba ocurriendo. A la enfermedad de Lyme cronificada le llaman
la gran imitadora: puede presentar síntomas muy parecidos a otras enfermedades,
generalmente de tipo autoinmune. Te mandan a casa ya que no puedes tener de todo y
a la vez no tener nada. Los médicos creen que ya no pueden hacer nada más por ti, y
ante esta situación te sientes muy sola.