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Escenas
Usted llegó a Roma en 1968, una época muy esti-
mulante para Italia y para el mundo… ¿Qué cambió
en su manera de mirar todo aquello?
De lo primero que me di cuenta es que, siendo muy
sincera, sabía muy poco. Me encuentro el Conservato-
rio de Santa Cecilia con esos maestros exquisitos y me
entusiasmé de verdad. A pesar de que soy pianista me
tocó mucho interiormente aprender cómo se había em-
pezado a escribir la música en la historia. Fue fascinante
porque aquello se estudiaba por primera vez.
¿La Margarita que volvió de Roma era diferente de
la que se fue allí a estudiar?
Volví más humilde y comprensiva. Aprendí a ser respe-
tuosa con todos los maestros. En los años 70 vine como
si me hubieran bautizado, con muchos conocimientos
nuevos y una ilusión tremenda. Quería transmitir mis
conocimientos nuevos con el respeto a lo que se estu-
diaba en España, que iba por detrás de aquella forma-
ción que recibí en Roma.
¿Cree que su condición de religiosa carmelita le ha
ayudado a sentir más la relación entre la música y
lo espiritual?
La música es toda ella espiritual. La capacidad de cada
uno es adaptarlo a lo que cree y siente. Yo creo que
la música es espiritual por sí misma en el sentido más
amplio de la palabra. Es algo tan inmaterial que es difícil
de entenderla. No como otras artes que, una vez ejecu-
tadas, quedan. Se va con el viento...
¿Será por eso cierto que la música nos hace mejo-
res?
Pues depende del caso. Decía el gran Ángel Barja que
al que es artista de verdad le va a hacer buena persona.
El que llega a la música siendo un egocéntrico verá en
la música un negocio. Pero la música siempre es buena.
De la Sala Eutherpe siempre sale la gente sonriendo y
para mí eso es un trozo de cielo. Son 80 conciertos al “La música concede armonía
año y 80 alegrías, una por concierto.
al espíritu, difícilmente sales
¿Cómo mantiene la curiosidad una maestra tan ve- malhumorado de un concierto.
terana como usted? Proporciona descanso, alegría y
Aprender es muy bonito. Me encanta aprender de la
vida y de las personas, no tanto de lo que leo. Escuchar conocimientos. Es importante
a las personas, ver lo que hacen y lo que me cuentan que se cuiden las artes”
es una lección. He aprendido así de muchos maestros.
Usted es optimista por naturaleza. imaginamos. Eso lo he ido aprendiendo poco a poco y
A veces me llevo disgustos, no se crea… no quiero dejar de practicarlo. A veces me dicen que
algo está mal y respondo que lo otro está bien. Es mirar
Pero no pierde la sonrisa por ello. ¿Cómo lo consi- siempre el contraste. Es buscar el sol tras la lluvia. No
gue? se trata de centrarse en lo que falta, sino de disfrutar de
La vida es más fácil si somos optimistas, pero no a lo lo que se tiene. De ser feliz y no amargar la vida a los
tonto. La realidad siempre es más bonita de lo que nos demás.
62 60 y más • noviembre 2018