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Escenas

ALTAMIRA,

ARTE Y MITO

GALERÍA DE ARTE QUE REZUMA
PURO GENIO

Altamira es el kilómetro cero de nuestra memoria artística, pero la historia
fue generosa con Cantabria y la sembró de hermosos y sorprendentes

yacimientos paleolíticos. Esta lista, que no deja de crecer, acerca la memoria
de una humanidad que dejaba huellas de su paso por el mundo.

Tiene algo de poesía el hecho de que fuera una niña la
que reparara en las pinturas de aquellos extraños anima-
les en el techo de las Cuevas de Altamira. María Sanz de
Sautuola, a la dudosa luz de un candil, llamó la atención
de su padre, Marcelino, que escudriñaba la entrada de
aquellas cavidades en busca de huesos, y exclamó “¡mira
papá, son bueyes!”. Era 1879 y ese día la historia cambió
para siempre. La pureza de la mirada infantil se topó con
la magia de un pasado que gritaba al mundo su presen-
cia. Nadie entendió aquel hallazgo. Dicen que Marcelino
Sanz de Sautuola murió de tristeza entre las acusaciones
de los científicos, la condena eclesiástica y el descrédito
de sus vecinos. Las alabanzas llegaron cuando llevaba
Texto: Luis Tejedor catorce años enterrado. Demasiado tarde. Entonces, las
Fotos: © Museo Altamira. Foto: Otero noticias de descubrimientos similares en otras cuevas di-

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