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Abel Hernández
“Fui el primer habitante de mi
pueblo que en toda su historia fue a
la universidad”, recuerda quien pese
a sus diversos títulos es recordado
especialmente por su prolija trayectoria
periodística
ca he dejado de escribir que es mi
otra gran pasión”, insiste. Abel
Hernández es autor de diversos
ensayos –“de temática política, su
mayor parte”–, entre otros estos
con tan sugerentes títulos:
• Crónica de la Cruz y de la Rosa
• El quinto poder
• Conversaciones sobre España
• Fue posible la concordia
• La España que quisimos
Abel Hernández
“Escribir bajo cualquiera de sus es, además
formas es siempre una pasión”, de reputado
afi rma quien desde tan joven vie- periodista, autor
ne haciéndolo y con tal predica- de ensayos sobre
mento. Pero es de su último tra- temas políticos.
bajo, Historias de la Alcarama,
sobre su Soria natal, la que “ten- dustrial como forma de vida. Es transición, nació en Sarnago, co-
go la impresión –dice– de haber el relato de una circunstancia, la marca de La Alcarama, castigadas
sido más leído y sentido mayor historia de mi pueblo de origen, tierras de Soria, con desgraciada
gratifi cación, emocionalmente al Sarnago, hoy abandonado, de la intensidad sometidas al azote de
menos”. comarca de La Alcarama, en me- la despoblación; el primer pueblo
dio de las tierras altas sorianas. Y abandonado que conoció Julio
Primera incursión literaria la forma elegida –concluye– unas Llamazares, autor de La lluvia
cartas mías a mi hija Sara”. amarilla, hondamente conmovi-
Abel Hernández no esconde su do por aquella visión imborrable:
emoción y gratitud ante la acogi- Sobre esta obra del autor, baste ningún lugar me ha impresionado
da que, desde su publicación, está concluir con la defi nición del di- tanto, como él mismo señala en la
recibiendo el libro: “mi primera rector del Instituto Castellano y introducción del libro; ninguno ha
incursión propiamente literaria”. Leonés de la Lengua –no en vano encontrado en mi corazón y en mi
el libro fue presentado en Va- mirada, como aquella imagen pri-
—“Es la crónica de un tiempo y lladolid, el pasado 15 de abril–, migenia de Sarnago, una tarde de
unos lugares en los que, de una Gonzalo Santonja: junio, teñida por el misterio y por
u otra forma, todos podemos la magia de la noche del solsticio
ver algo de nosotros mismos: el —“Abel Hernández, periodista de verano…”.
mundo de la civilización rural de trayectoria fecunda, profesio-
que precedió a la revolución in- nal clave en los medios durante la Para este soriano de pro, el fu-
turo de estos pueblos y la cultu-
ra que levantaron depende de la
“Historias de la Alcarama es la crónica de un tiempo ténue línea que separa el recuer-
y unos lugares en los que podemos ver algo de do del olvido. “Es –concluye– un
problema de amor, porque como
nosostros mismos: una civilización rural, que precedió dice el poeta, todo lo que se ama
a la revolución industrial, como forma de vida” permanece: nunca muere”.
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