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              — Y ahora, cuando ya está jubilada…
              Al fin, la jubilación anticipada me
              permitió dedicarme de lleno a lo que
              siempre ha sido mi vocación: la escri-
              tura. Más bien, debería decir la lectu-
              ra y la escritura, porque no concibo la
              una sin la otra.

              — ¿Una escritora nace o se hace?
              La escritora no nace, se va haciendo a
              medida que va viviendo. Personal-
              mente, puedo decir que mi mejor
              escuela de escritura fue la lectura.
              Durante toda mi estancia en España
              calculo que he leído dos, tres o cuatro
              libros a la semana. No hay receta ni
              ingredientes que decidan la vocación
              de una escritora. Puedo decir que mi
              vocación de escritora nació desde que
              aprendí a leer y escribir. Por lo menos,
              eso decía mi madre: “Edith nació
              escribiendo”.


              — ¿Por qué escribe tanto?
              Siempre me ha gustado escribir y
              cada vez me gusta más. Es notable la
              sensación que experimento al enfren-
              tarme a una mesa vacía, en la que
              reposan unas hojas en blanco. Es algo
              irresistible que me atrae de forma
              arrolladora.
              Me sucede, por ejemplo, cuando voy a
              hospedarme en un hotel y el botones
              abre la puerta de la habitación. Lo pri-
              mero que divisan mis ojos son: la
              mesa, la silla y las hojas en blanco.  “La jubilación me ha permitido
              Pocas veces hay una lámpara. Casi
                                                     dedicarme de lleno a lo que
              siempre tengo que pedirla.

              — ¿Es necesario vivir mucho para tener  siempre ha sido mi vocación”
              algo que contar?
              La vida te va enriqueciendo de experien-
              cias, contactos, vivencias y recuerdos.
              Pero, si de ingredientes se tratara,   característica de una escritora de     y transformaron sus vidas. Esas per-
              podría decirse que hay personas que    ficción.                               sonas tienen muchas cosas que
              tienen una vida serena, sin sobre-     Otras, en cambio, –entre las que me    contar de la vida real. Si a todo eso
              saltos ni cambios, más bien monó-      cuento– han tenido una vida llena      se suman viajes, estudios, pasión
              tona. Pero que poseen una gran         de trampas y de situaciones difíci-    por la lectura, tendremos el cóctel
              imaginación. Esa puede ser la          les que trastornaron su tranquilidad   perfecto.



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