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Entrevista ROSA REGÁS
— ¿Cómo ve el papel de las personas
mayores en la sociedad actual?
Tratado con mucha injusticia. En
nuestro país los mayores tienen la peor
ayuda gubernamental de toda la Unión
Europea. A una mujer que ha trabajado
en su casa le queda el 40% de la pen-
sión de su marido si éste muere, mien-
tras que si vive tienen que vivir sola-
mente con la pensión de él cuando
podrían vivir con la de los dos, que es lo
que ocurre cuando ambos han trabaja-
do. Entre otras muchas razones por esto
soy partidaria de que la mujer trabaje,
que es lo que le da la libertad econó-
mica, y la libertad económica es lo que
le da la libertad. Aparte de esto, todos
los impuestos que hemos pagado a lo
largo de nuestra vida no nos sirven para
llevar una vida más cómoda en la ancia-
nidad: no es lógico que una persona de
70, 80 o 90 años esté sola en su casa,
muchas veces inválida, y tenga que
depender de los vecinos; debe depen-
der de unas ayudas estatales, como
sucede en todos los países del Norte de
Europa. Una persona mayor vive sola y
no tiene ayuda, a no ser que esté muy
enferma, en cuyo caso la mandan a un
hospital. Pero hay más: como tampoco
tienen ayuda las familias, y como unos
padres que quieran tener dos o tres
hijos y trabajen necesitan una persona
que cuide de los niños cuando ellos no
están, entonces se recurre a los abue-
los. Con lo cual los abuelos no sola-
mente están cumpliendo una función
que también tendría que corresponder
al Estado, sino que además el tiempo
suyo lo están dando al servicio de otros,
que es lo que han hecho toda la vida,
cuando a los 60 años se puede empe-
zar una nueva vida, descubrir cuáles
son las vocaciones ocultas, aquellas
que no hemos tenido ocasión de desa-
rrollar con la vida de trabajo y con la
vida de familia que hemos llevado. Todo
esto en España está muy mal plantea-
do: no solamente necesitan ayuda las
16 Sesenta y más
La escritora en un momento de la entrevista. todo lo que me apetece, lo cual para
madres y los padres jóvenes que tienen
hijos, sino también los ancianos. Éstos
requieren que se ayude a los jóvenes
para que no se vaya a buscarlos a ellos;
lo cual no quiere decir que no hagamos
un favor cuando haya que hacerlo, sino
que no se recurra sistemáticamente a
los abuelos. Que lo hacen muy a gusto,
pero tampoco es justo.
— En su caso no habrá notado un gran
cambio con la jubilación, porque ha
seguido trabajando.
No, creo que trabajo más. Porque
antes tenía horario de 9 a 1 y de 4 a
7, y ahora trabajo desde que me
levanto hasta que me acuesto.
— ¿Se siente cómoda con este ritmo?
Sí, me gusta mucho. Es lo que he
hecho toda la vida, toda la vida he
trabajado mucho. Y ahora trabajo más
porque ahora no tengo una familia
mía alrededor de la que tenga que
estar atenta. Como no la tengo, tra-
bajo, leo, escucho música, camino,
voy al cine o al teatro, doy charlas y
conferencias, acudo a manifestacio-
nes contra la guerra... En fin, hago
mí es estupendo.
— ¿En qué trabaja ahora?
En un libro de viajes, en el que narro
el viaje que hice en 2003 por varios
países de América Central: Panamá,
Guatemala, Costa Rica, El Salvador,
Honduras y Nicaragua. También estoy
escribiendo una novela, pero la tengo
parada hasta que termine el libro de
viajes. Durante el mes de mayo me
suelo ir a mi casa del Ampurdán, pero
no sé si voy a poder este año, porque
tendré que estar pendiente de la Feria
del Libro, en la que se presenta el ‘Dia-
rio de una abuela de verano’ y también
otra obra mía, ‘El valor de la protesta.
El compromiso con la vida’, que es una
recopilación de artículos aparecidos en
la prensa en los cuatro últimos años de
gobierno del PP.
— ¿Cuál es la reflexión que hace sobre
el paso del tiempo, que es el subtítulo
de ‘Diario de una abuela de verano’?
Es tan complicado resumirlo... Diga-
mos que el libro está todo él teñido sobre
lo que significa el paso del tiempo. Y lo
que significa el paso del tiempo no lo