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Bucólica y sobrecogedora imagen de Ainielle, el pueblo de la lluvia amarilla, de Julio Llamazares, En menos de noventa años, las tres
en el Pirineo de Huesca. provincias aragonesas vieron desapa-
recer más de mil pueblos, la mayoría
Las personas mayores son, sin lugar a duda, los más afectados por el abandono de los pueblos. de los cuales actualmente se encuen-
tran en el más absoluto y terrible de los
abandonados. Sin duda alguna, Ara-
gón es la comunidad autónoma espa-
ñola que más ha padecido el síndrome
de la emigración. Una emigración obli-
gada, en cierto modo, por la escasez
de medios de subsistencia, la inaccesi-
bilidad de sus enclaves y la fuerte
atracción ejercida por dos núcleos
urbanos fundamentales: Barcelona,
primero, y Zaragoza, después, situán-
dose Madrid en tercer lugar.
Por otra parte, a partir de mediados
del siglo XX, y como ocurría en otros
lugares de la geografía española, los
aragoneses se sintieron atraídos por las
apetitosas ofertas laborales de los paí-
ses europeos más industrializados
como Alemania, Francia, Inglaterra,
Bélgica, Holanda y Suiza.
La Diputación General de Aragón, y
su Servicio de Ordenación del Territorio
de esa Comunidad Autónoma, nos
consta, está poniendo todo el interés
en interés en recuperar un buen núme-
ro de núcleos, hoy absolutamente
abandonados. Sin embargo, muchos
son los obstáculos, tales como la titula-
ridad privada de algunos pueblos. Pero
los pueblos abandonados propiedad de
la Administración Pública, que repre-
sentan un treinta por ciento del total
aproximadamente, ya se encuentran
en rápido proceso de reutilización; para
ello se han ideado numerosas activida-
des que van desde su aprovechamien-
to como centros turísticos, hasta zonas
de explotación forestal, agraria o gana-
dera, pasando por núcleos de carácter
socio-cultural y recreativo.
No es necesario recordar que la
mayoría de estos pueblos ahondan sus
raíces en la Edad Media y que, por tan-
to, se convierten en joyas arquitectóni-
cas por su casco antiguo, su iglesia
Sesenta y más 9
en el Pirineo de Huesca. provincias aragonesas vieron desapa-
recer más de mil pueblos, la mayoría
Las personas mayores son, sin lugar a duda, los más afectados por el abandono de los pueblos. de los cuales actualmente se encuen-
tran en el más absoluto y terrible de los
abandonados. Sin duda alguna, Ara-
gón es la comunidad autónoma espa-
ñola que más ha padecido el síndrome
de la emigración. Una emigración obli-
gada, en cierto modo, por la escasez
de medios de subsistencia, la inaccesi-
bilidad de sus enclaves y la fuerte
atracción ejercida por dos núcleos
urbanos fundamentales: Barcelona,
primero, y Zaragoza, después, situán-
dose Madrid en tercer lugar.
Por otra parte, a partir de mediados
del siglo XX, y como ocurría en otros
lugares de la geografía española, los
aragoneses se sintieron atraídos por las
apetitosas ofertas laborales de los paí-
ses europeos más industrializados
como Alemania, Francia, Inglaterra,
Bélgica, Holanda y Suiza.
La Diputación General de Aragón, y
su Servicio de Ordenación del Territorio
de esa Comunidad Autónoma, nos
consta, está poniendo todo el interés
en interés en recuperar un buen núme-
ro de núcleos, hoy absolutamente
abandonados. Sin embargo, muchos
son los obstáculos, tales como la titula-
ridad privada de algunos pueblos. Pero
los pueblos abandonados propiedad de
la Administración Pública, que repre-
sentan un treinta por ciento del total
aproximadamente, ya se encuentran
en rápido proceso de reutilización; para
ello se han ideado numerosas activida-
des que van desde su aprovechamien-
to como centros turísticos, hasta zonas
de explotación forestal, agraria o gana-
dera, pasando por núcleos de carácter
socio-cultural y recreativo.
No es necesario recordar que la
mayoría de estos pueblos ahondan sus
raíces en la Edad Media y que, por tan-
to, se convierten en joyas arquitectóni-
cas por su casco antiguo, su iglesia
Sesenta y más 9
