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| MAYORES HOY
Elisabeth
Heilmeyer,
el placer de volar
Texto: Javier Vázquez-Prada G.
Fotos: Eduardo Jesús Vilas y
Asociación Sillas Voladoras
Desde bien pequeña, a Elisabeth Heilmeyer le gustaba seguir
con la mirada el vuelo de los pájaros. De las excursiones
que realizaba con sus padres, la que más le gustaba era la del
aeropuerto de su ciudad natal, Múnich, donde veía los aviones, y
pensaba que ella quería ir dentro. Puede decirse que nunca dejó
de volar aviones sin motor, los conocidos planeadores, a pesar
de que tras un accidente de vuelo se quedó parapléjica.
ive en el último piso de una cados como lo son ahora y desde la
Vcasa de un barrio típico y terraza se veía cómo la gente se acer-
céntrico madrileño que está adaptado caba a la terminal y se subía al avión;
a sus necesidades. Por todas partes entonces era cuando yo decía: ¡Ay,
uno se encuentra con referencias a lo yo también quiero volar! Me gusta-
que mayor felicidad le produce, que ban las aventuras y siempre me gus-
es volar: maquetas de planeadores, taba seguir el vuelo de los pájaros.
símbolos de escuadrillas históricas,
un casco de piloto de la guerra de
Vietnam o el salvapantallas con una ¿Con quién realizó su primer
fotografía del planeador, en la que vuelo?
Elisabeth se siente plenamente libre.
Tenía un primo que se sacó la li-
¿Cuándo comienza su interés por cencia de piloto privado, y con un
el vuelo? amigo se compró una avioneta. Los
primos les pedíamos que por favor
Desde pequeña, mis padres nos lle- nos dieran una vuelta, a pesar de que
vaban muchas veces de excursión, y los padres no eran muy favorables.
para mí la favorita era la que hacía- Con tan mala suerte que mi primo se
mos al aeropuerto de Múnich, la ciu- estrelló y el tema de volar pasó a ser
dad alemana en la que nací. Entonces tabú, pero teníamos un amigo que
los aeropuertos no eran tan compli- hacía vuelo sin motor y algunas ve-
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