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CARTAS |
Su hija Oración del anciano Llueve sobre
Estando yo en la cocina mi alma
preparando la comida El anciano es una persona que está viviendo
una etapa de vida en la que el futuro no le
me vienen a la memoria preocupa, vive el presente intensamente y Necesita agua la tierra. Llueve
recuerdos de mi familia. recuerda el pasado con precisión. Es curioso poco y al fondo, las capas de esta
si observamos cómo no recuerdan cosas del madre tan sufrida van resecas.
En esta casa que vivo día anterior, pero recuerdan con detalle cosas Si así fuera, los humanos tendría-
y que mis padres hicieron como cuando fueron a la “mili”, cuando se mos que humedecerla con lágri-
con tanto amor y cariño casaron y hasta cuando fueron al colegio.
y con tan poco dinero El anciano se siente solo incluso dentro mas de agradecimiento.
para cobijar en ella a de una familia numerosa, la famosa frase: El planeta Tierra es la aldea de
sus hijos y sus nietos. “abuelo, calle, que queremos oír el teledia- todo ser humano. ¿Qué haríamos
rio” o “abuelo, eso ya lo contaste veinte sin ella? Si tiene alma, debe de ser
Fueron pasando los años, veces”. No nos damos cuenta, el daño que, inmensa, pues da a cada humano,
la familia fue creciendo eso que nos parece una tontería, hace en el una.
llenándoles de alegría corazón del anciano. Porque, eso sí, somos tierra.
al ver la felicidad de En estos tiempos que se vive tan deprisa, Vida y muerte; misterios sin des-
todos los que querían. la asignatura pendiente es saber escuchar y
sobre todo al anciano, que nos cuenta unas entrañar y tanto el uno como el
Pero el camino tan largo historias con gran riqueza de datos. Conocen otro hacen que llueva sobre el
que ellos ya recorrieron tiempos pasados, la guerra, la paz, sucesos alma humana, muchas, muchas
careciendo poder dar alegres y tristes. veces.
un día un largo paseo. Es muy fácil hacerles felices y son muy agra- ¿Sobre qué alma no llueve de pena
decidos. Una caricia, una mirada amable, una al perder el amor, que hacía de
A pesar de los pesares palabra agradable, ves cómo sus ojos, empe- dos, uno?
el tiempo va transcurriendo queñecidos por el tiempo, brillan de un modo ¿Y sobre qué alma no llueve de in-
y ahora llega el final especial y quizás una furtiva lágrima de emo- dignación, al ver que no somos ca-
ción se escape por su arrugada mejilla.
cuando menos lo Ahora tienen los centros sociales que hacen
queremos, una gran labor. Allí juegan una partida de paces de vivir felices en este viaje
ya que todo lo pasado cartas, de dominó o de otro juego, tienen que hacemos por la tierra hacia no
solo lo recordaremos. actividades y viajes. Van a lugares que antes sabemos dónde?
por el trabajo y demás circunstancias no pu- Ahora bien, también a veces llue-
Los muros aún aguantan dieron visitar o a otros que fueron algún día ve sobre el alma con finísimo “or-
les diré que les pusieron y vuelven a recordar, y ver cómo cambiaron. bayu” de dicha, amor, felicidad...
tierra, piedra y sudor, Si tiene hijos y nietos, cuando llegan al punto Y es todo un arte mantener estas
estas tres cosas juntas de destino llaman rápidamente por teléfono y cosas mimándolas, pues nada en el
son el mejor hormigón. cuando regresan compran con sus ahorrillos
un obsequio para ellos. mundo puede compararse a ellas.
Y si es verdad que Cada noche en la soledad de su alcoba rezan Ellas son las que hacen que el via-
hay otro mundo y que la oración del anciano. je de la vida sea canción.
allí nos conocemos “Señor, yo pertenezco a las personas que Ellas son las que nos ayudan a pen-
juro que les buscaré se llaman viejas. sar que la lluvia que cae sobre el
y que nos encontraremos. Vivo en el atardecer de mi vida. alma, aunque duela, también lim-
Pronto será de noche. pia y fructifica aun quedando en
Concepción Pérez No me dejes solo en mis últimos pasos. ella cicatrices profundas como ríos
Madrid Mi vida tenía valor y sentido. He trabajado,
sufrido y actuado. que a su paso, no sabemos si cantan
Lo que he hecho ya pertenece al pasado o lloran por correr hacia el mar.
lejano. Ayer, llovió sobre mi alma hacien-
Te pido que me conserves lejos de toda do en ella surcos.
amargura, del deseo de mostrar mi saber y Hoy, aún lloviendo en ella, está
mi poder, del peligro de defender que todo
ha sido correcto”. más llena de serenidad.
M.ª Esther Alfonso. Lugo Felisa Granda Martínez.
Oviedo
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