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Claves para una vida llena de felicidad
QUINCE FRASES
PARA RECORDAR
Citamos a continuación un total
de siete pensamientos que, de
forma interrelacionados entre sí,
nos llevan hacia la felicidad que
es, en definitiva, el sentirnos a
gusto con nosotros mismos.
“Sólo hay un bien causa y fun- cia el bien es no hacer mal, el
damento de la vida feliz: creer
en uno mismo”
(Lucio Anneo Séneca;
4-65 d.C.).
“Encuentra la felicidad en tu
trabajo o no serás feliz”
(Cristóbal Colón;
1451-1506).
“El hombre más feliz es el que
produce la dicha de un gran
número de otros hombres”
(Denis Diderot; 1713-1784).
“No aspiro a la felicidad sino
a la serenidad: la primera es
un don; la segunda, un apren-
dizaje”
(Antonio Gala; 1937-).
“La felicidad es el deseo de
repetir”
(Milan Kundera; 1929).
“Hay más felicidad en dar que
en recibir”
(Lucas; “Hechos de los Após-
toles).
“Es una gran ciencia ser feliz,
engendrar alegría, ya que sin
ella toda existencia carece de
sentido”
(Ramón Pérez de Ayala;
1881-1962).
“El dinero no puede hacernos
felices, pero es lo único que
nos compensa de no serlo”
(Jacinto Benavente;
1866-1954).
“Así como el primer paso ha-
primer paso hacia la felicidad
es no sufrir”
(Jean-Jacques Rousseau;
1712-1778).
“Lo que me interesa, no es la
felicidad de todos los hom-
bres, sino la de cada uno”
(Boris Vian; 1920-1959).
“El mundo de los felices es dis- parto de una hija… Los rostros
tinto al mundo de los infelices”
(Ludwig Wittgenstein;
1889-1951).
“La felicidad en el matrimonio
depende enteramente de la
suerte”
(Jane Austen; 1775-1817).
“La mayor felicidad del mayor
número es el fundamento de
la moralidad y el derecho”
(Jeremy Bentham;
1748-1832).
“La felicidad es la ausencia del
dolor”
(Gregorio Marañón;
1887-1960).
“El programa de la vida feliz
apenas ha variado a lo largo
de la vida humana”
(José Ortega y Gasset;
1883-1955).
hora, no he dejado de pedir por
la curación de mi esposa".
Y es la fe, en efecto, también otro
de los pilares sobre la que se basa
la felicidad. Recuerdo una frase
de Martín Gardner: “La fe no le
hace feliz a uno, sólo le hace más
feliz”. Mis numerosos desplaza-
mientos por la geografía espa-
ñola me ha hecho comprender el
peso de este valor añadido para
el ser humano, y especialmen-
te cuando he contemplado los
rostros de numerosas personas
que iban a depositar una vela en
un santuario mariano, o al altar
mayor de una ermita de su loca-
lidad, en agradecimiento por la
suerte de su hijo, que ha regre-
sado ileso de una misión militar
en frentes lejanos, o la recupera-
ción de su esposo tras un grave
accidente trabajando en el cam-
po con el arado, o la suerte en el
de felicidad de estas personas
tampoco también han quedado
grabados para siempre en mi
memoria.
La felicidad, por lo tanto, son
pequeños sorbos de la vida co-
tidiana, que han de tomarse sin
prisas, saboreando el contenido
y prolongando todo lo posible
su sabor en la garganta. Hay
quien dice que la felicidad no
existe, porque es fruto del op-
timismo, y éste no se entiende,
y menos en momentos de crisis;
sin embargo, sigo pensando que
nuestro estado de ánimo debe
mantenernos siempre en alerta,
para defender un futuro mejor,
en contra de la adversidad. To-
dos tenemos el privilegio de sa-
ber escoger el camino que me-
jor nos conviene, pero siempre
deberá ser éste el sendero que
más directo nos lleve a nuestra
felicidad, la cual es distinta en
cada uno de nosotros, pero no
deja de ser FELICIDAD, con
mayúscula.
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