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| REPORTAJE
un trozo de pan, que extrajo del
interior del zurrón. Sí, estoy de
acuerdo de usted, respondí.
La conversación se alargó un
rato más; después, con los pri-
meros rayos del crepúsculo, con
un fuerte apretón de manos me
despedí de aquel buen hombre, y
nuestros caminos y destino en la
vida volvieron a separarse. Pero
el recuerdo de aquella tarde tam-
bién me hizo pensar en muchas
cosas; entre ellas, que es preciso
valorar lo que tenemos, y admi-
rar sin desear; lo cual no significa
que no debamos tener ambición
y ganas de superación, ni mucho
menos; pero que la felicidad no
está en la cantidad, sino en saber
saborear lo que nos da la vida
en un momento determinado de
nuestra existencia; porque el éxi-
to es conseguir lo que se quiere,
y la felicidad es querer lo que se
ha conseguido… Considero que
cada cual es tan feliz como cree
serlo. Y esa sensación se produce
en cada uno de nosotros en mo-
mentos muy concretos de nues-
tra vida.
que aquel hombre había alcan- alma…”; me dijo. Y también Recuerdo un viaje que hice en
zado la felicidad. Sin embargo, me habló sobre el saber olvidar, 1999 por la Alpujarra granadi-
me hizo dudar, cuando me dijo no guardar rencor a nadie y el na, yendo hacia Almuñécar, en
que nada obstaculiza tanto la don de perdonar. En este sen- compañía de mi esposa, quise
felicidad como el recuerdo de tido, recordé una frase de Die- acercarme a la localidad de Ca-
haber sido una persona dichosa. go de Saavedra Fajardo: “Fuera pileira, donde conocía a la pana-
Yo le pregunté: ¿entonces, Vd. en feliz el hombre si, como está en dera local, cuyo horno está en la
estos momentos no se considera su mano el acordarse, estuviera zona más alta de la población;
un hombre feliz? Me miró unos también el olvidarse”. Mientras enfrente, como telón de fondo
instantes, antes de responderme: hablaba, este hombre escribía en sobre las puntiagudas chime-
“La felicidad es saludable para un bloc de notas todo cuanto yo neas cubiertas de cal, las frías
el cuerpo, pero es la pena la que le iba diciendo. Y de pronto, mi- cumbres de Sierra Nevada y la
me ha hecho desarrollar más mis rándome fijamente a los ojos, no poderosa mole al Mulhacén. El
fuerzas internas…”. ¿Ha sufrido dudó en decirme: “Sí, considero establecimiento se hallaba ce-
entonces algún desengaño en la que el más hermoso futuro siem- rrado, al ser media tarde; María
vida? Me interesé. “Perdí a mi pre dependerá de la necesidad de Luisa, la artesana, vivía con su
esposa hace cinco años, por una olvidar el pasado. No es posible familia en la planta superior. Al
enfermedad que no pude hacer avanzar en la vida hasta que se ser una hora un tanto inoportu-
nada, y estoy solo en el mundo, han superado los errores del pa- na, no quise molestarla, pero al
en compañía de mi rebaño y mi sado y también de todo lo que final decidí hacerlo, y toqué el
fiel perro, pero me siento feliz, lastima nuestros corazones…”, timbre. Tardó unos segundos en
aunque los recuerdos de la feli- exclamó, mientras acariciaba la responder; luego se abrió la per-
cidad pasada son las arrugas del cabeza de su fiel perrito, y le daba siana del balcón y la panadera
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