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| CULTURA
Miguel Hernández va situándose
en Madrid y abriéndose camino
en el mundo literario de la épo-
ca. Trabaja como colaborador de
José María Cossío en la redacción
y preparación de su obra enciclo-
pédica Los toros. Aparecen nuevos
poemas suyos en diversas publica-
ciones, así como obras de teatro
y colaboraciones periodísticas.
Todo este trabajo culmina en 1937
con la publicación de su libro El
rayo que no cesa, que consta de 27
sonetos donde se recoge el caudal
amoroso del poeta hacia su gran
musa: Josefi na Manresa.
El título del libro le viene del prin-
cipio de un soneto que empieza así:
“¿No cesará este rayo que
me habita el corazón de
exasperadas fi eras?”
Éste es uno de los libros más co-
nocido y famoso del poeta, al que
muchas veces, se le llama “el rayo
que no cesa” por su valentía y fi r-
meza en la defensa de sus ideales. La mujer de la cabra. 1927. Maruja Mallo. Colección Pedro Barrié de la Maza.
El tema general del libro es el “Tristes guerras/si no es amor novia morena.
amor y el dolor: la empresa” ¡Déjame!
Y después de dejarme
Miguel Hernández ha sido consi- junto a las balas,
Te me mueres de casta y de
sencilla: derado por muchos historiadores mándame a la trinchera
como el poeta más representativo besos y cartas.
Estoy convicto, amor, estoy confeso de la guerra española. Al estallar ¡Mándame!
De que, raptor intrépido de un la guerra civil se enrola en el ejér-
beso, cito republicano compartiendo Sus poemas resaltan los valores
Yo te libé la fl or de la mejilla su vida militar con sus activida- del pueblo.
. . . . . . des poéticas. En su calidad de
No tienes más quehacer que ser Comisario de Cultura viaja por Andaluces de Jaén,
hermosa, diversos lugares de la geografía aceituneros altivos,
Ni tengo más festejo que mirarte, española pronunciando confe- decidme en el alma: ¿quién,
Alrededor girando de tu esfera. rencias, representado obras de quién levantó los olivos?
teatro y recitando sus poemas, No los levantó la nada,
Satélite de ti, no hago otra cosa algunos de los cuales se imprimen ni el dinero, ni el señor,
Si no es una labor de recordarte. en tarjetas y octavillas para ser re- sino la tierra callada,
–¡Date presa de amor, mi partidos entre los soldados y son el trabajo y el sudor.
carcelera! cantados para elevar la moral de
Nadie me salvará de este naufragio los combatientes: Se imprime su libro de guerra
Si no es tu amor, la tabla que Viento del pueblo, que lleva como
procuro, Déjame que me vaya subtítulo Poesía en la guerra. Se
Si no es tu voz, el norte que madre, a la guerra. trata de un libro de testimonio
pretendo. Déjame, blanca hermana, y denuncia en el que da rienda
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