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          Centenario de Miguel Hernández


          El poeta del rayo que no cesa




           Texto: Araceli del Moral Hernández



              ste año denominado hernan-    Por su parte, el cantautor Joan Ma-  cada canción han realizado muchos
          Ediano, en conmemoración          nuel Serrat presenta un espectáculo   de los grandes directores cinemato-
          del centenario del nacimiento de   monográfi co sobre poemas de Mi-  gráfi cos españoles del momento.
          Miguel Hernández, diversas ac-    guel Hernández en el que, además
          tividades, actos y exposiciones   de los poemas de 1972, incorpora   “Barro soy, aunque Miguel
          reavivan el recuerdo imborrable   trece nuevas canciones. En él, a la   me llame...”
          de su obra literaria y trayectoria   música y la poesía se les une una
          vital.                            visión plástica y cinematográfi ca   Miguel Hernández Gilabert
                                            del universo hernandiano a través   nació  el 30 de octubre de 1910
          La exposición La sombra vencida,   de los relatos audiovisuales que de   en la alicantina ciudad de Ori-
          organizada por la Sociedad Esta-                                    huela. Su padre, hombre hosco
          tal de Conmemoraciones Cultura-   Que mi voz suba a los             y rudo, se dedicaba a la cría y
          les (SECC), exhibirá en la Biblio-                                  comercio de ganado, en cambio
          teca Nacional de España más de       montes                         su madre, a la que cariñosamen-
          doscientas piezas, algunas inédi-  y baje a la tierra y truene,     te llamaba Concheta, era tierna,
          tas, entre manuscritos, fotografías,   eso pide mi garganta         dulce y débil.
          cartas, obras de arte y objetos per-
          sonales del autor de El rayo que no   desde ahora y desde           En calidad de alumno pobre, en
          cesa.                                siempre.                       1918 comenzó a ir al colegio de
                                                                              Santo Domingo, regentado en-
                                                                              tonces por los jesuitas; allí reci-
                                                                              biría sus primeras y únicas en-
                                                                              señanzas. Su etapa escolar fue
                                                                              muy reducida pues, pese a ser
                                                                              un alumno brillante, su padre le
                                                                              sacó de la escuela al cumplir los
                                                                              catorce años para que le ayudase
                                                                              en el pastoreo de las cabras. La
                                                                              decisión paterna no le impediría
                                                                              seguir cultivando su inquietud
                                                                              cultural y, sobre todo, literaria.


                                                                              En la soledad del campo, lee
                                                                              con avidez la poesía de Gabriel
                                                                              Miró, Gabriel y Galán, Rubén
                                                                              Darío, San Juan de la Cruz y
                                                                              Góngora. Poco a poco fue fa-
                                                                              miliarizándose con el estilo de
                                                                              aquellos poetas e intenta imitar-
                                                                              les. Escribe a escondidas poe-
                                                                              mas, pese a las recriminaciones
                                                                              paternas, que expresan lo que él
                                                                              siente por las palmeras, las ca-
          Benjamín Palencia (atribuido). Retrato de Miguel Hernández s.f.     bras, los montes, los amigos y la
          Tinta sobre papel. 26 x 22 cm. Familia de Miguel Hernández.         pobreza.

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