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| CARTAS
El Otoño
de la Vida
No te encerrarás en casa
lo mismo que un ermitaño,
sólo te convertirás
en un preso voluntario.
Sal a la calle y al campo
porque esa es la mejor forma;
un paseo razonable,
sin cumplir ninguna norma.
Aprender a caminar,
no con la cabeza gacha,
ni con la espalda encorvada,
ni llevar los pies arrastras.
No hablarás de tu vejez,
ni contarás tu mal,
nadie quiere estar oyendo
las historias de hospital.
Cuanto más cosas hagamos,
sin hablar de los demás,
utilizando la mente,
nos puede benefi ciar.
Deja de llamarte enfermo,
ni considérate viejo,
escúchales y habla tú,
dándoles algún consejo.
La perdida de salud,
todo llega con la edad,
pero en muchas ocasiones
no es esa la realidad.
Y con el paso del tiempo
hay cosas que no se olvidan
como aprender a vivir,
EL OTOÑO DE LA VIDA.
Paula De Pablo Yagüe
Benicarló (Castellón)
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Más educación ¡Que me tira! ¿No ve que me tira?
con los usuarios ¡AGARRESE!, me dice el con-
ductor ¿Cómo, me agarro? En-
Tengo 89 años de edad y, les voy tonces enfadado, le digo, le voy
a contar lo que me ocurrió a la a denunciar y, eso es lo que hago
salida del ambulatorio Fuen- para evitar estos casos. Para que
telarreina. Estaba esperando el algunos conductores tengan más
autobús 67. Cuando le vi llegar, educación con los usuarios viaje-
levanto la mano derecha en señal ros que nos vemos obligados a ir
de parada. Llevo una prótesis en en autobús o metro.
la cadera. Pico el bono y en la iz-
quierda llevo, la muleta. Cuando José Ares Carro
estoy cancelando, arranca y digo Madrid
De los abuelos de antes a los de ahora
Los que ahora somos abuelos, fuimos nietos en otro tiempo, tiem-
pos distintos, diferentes a los de hoy, como diferente es el lugar que
hoy ocupan los abuelos en el seno familiar. Ha sido un largo cami-
no plagado de vaivenes. De la familia tradicional, de hace 70, o más
años, en la que nosotros nacimos, cuyo núcleo familiar se componía
de padres, hijos y abuelos, se ha pasado a la familia nuclear o pa-
rental. Y si nos remontamos más, según contaban nuestros abuelos,
antaño, cuando la familia era patriarcal, el abuelo era al que se le
consultaba y se le pedía consejo. Se le consideraba un “pozo de
sabiduría” acumulada por las experiencias vividas en su larga vida.
La abuela, era muy querida, pero a otro nivel. Tenía menos prepa-
ración cultural, sus experiencias se reducían al tipo doméstico y era
experta en contar cuentos a los nietos… Como refi namiento, sabía
tocar el piano para deleite de las veladas familiares.
Desde entonces acá, la situación familiar de los abuelos, (abuelos
y abuelas) ha cambiado y mucho. Durante ese largo periodo de 40
años, muchas familias se veían en la necesidad de emigrar, unos al
extranjero en busca de trabajo (eran tiempos difíciles) y otros deja-
ban el campo para irse a la Ciudad, pensando en la educación de
los hijos En ambos casos, para mejorar de vida.
M.ª Luisa Linares
Madre, abuela y bisabuela
Málaga
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