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Fernando Luís Rodríguez, pasión por la naturaleza
¿Usted escribe que hay personas
que no saben lo que dicen?
Mire, cuando comencé en “El
Hombre y la Tierra” fui a ense-
ñar, pues yo ya tenía una expe-
riencia. No me parece de recibo
que muchas personas opinen y
digan lo que dicen. Tanto en un
libro como en otro, he contras-
tado todas las informaciones. En
“Idus de Marzo” tuvimos que co-
rrer pues la expedición se produ-
jo sin previo aviso. Tuvimos que
hacer consultas con el capitán del
barco y con Juan Manuel Gra-
cia, uno de los armadores y pedir
ayuda a todas las instituciones
relacionadas con esta expedición.
¡Fue una epopeya en una goleta Félix Rodríguez de la Fuente, Teodoro Roa y Alberto Mariano en el rodaje de
de tres palos! uno de sus programas.
¿Cuál es la clave del éxito? ayuda de muchas personas y de tos nunca llegaran, dicen: “que
mis cuadernos de campo. segundas partes nunca fueron
Es buscar el equilibrio, aproxi- buenas”. Cada uno tiene que
mar el espectador a la realidad ¿Habrá algún continuador de la obra cantar con su propia voz y con-
mostrando todos los aspectos y de Félix Rodríguez de la Fuente? tar las cosas como las siente y
relacionándolos entre sí, logran- como las vive. Hay que hacer
do un lenguaje internacional me- Cada personaje tiene una etapa bien las cosas y no buscar un
diante el guión, la realización y y tampoco sería bueno, aunque protagonismo, que a la larga no
el montaje de las imágenes. tiene una serie de imitadores, es- sirve para nada.
¿Qué le ha supuesto escribir estos
dos libros? UNA VIRTUD: LA CURIOSIDAD
No hay, como muchos puedan El nombre de Fernando L. Rodríguez estará siempre acompañado
pensar, ninguna revancha en mis de otros veteranos y profesionales de la comunicación en España.
palabras. Quizás sean para mí una Profesionales que han hecho de la curiosidad, una virtud. Estando en
especie de catarsis. En mi interior el Kalahari, mientras tomaba notas en su cuaderno de campo con la
algo se mueve y cruje al recordar ayuda de sus prismáticos y su cámara de fotos, una chica de diecio-
ciertos aspectos agridulces. cho años no paraba de mirarlo una y otra vez. Mientras él obser-
vaba los movimientos del antílope o del león, la chica escribía otro
Desde el primer libro han trascu- diario. En esto Fernando le preguntó: “¿qué escribes? Escribo sobre
rrido muchos años, ¿por qué tanto tí- le contestó la chica. Y este le preguntó: ¿cómo es que viviendo
silencio y su publicación ahora? en donde vives no escribes sobre tu país y su cultura? Es que con la
edad que tienes nunca he visto a una persona escribir en su cuader-
El paso del tiempo me ha permi- no como lo haces tú y que tomes tantas notas”. Esa chica que tenía
tido ver las cosas con una cierta dieciocho años, estaba de vuelta de todo. Y yo que tendría unos
perspectiva. No hay en mis pa- cincuenta años menos que ahora, me interesaba todo. Aquella chica
labras prepotencia como muchos era mayor que yo con dieciocho años. ¡Hay que ser curiosos y vivir
puedan pensar, tan sólo descri- la vida a cada instante!
bo unos hechos tomados con la
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