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| ENTREVISTA






           El “retiro



           delicioso”




           de Josefi na



           Aldecoa





           Rodeada de los suyos, de cuidados y
           afecto, de las praderas frondosas de
           Mazcuerra (también Luzmela, origen de
           otra grande como Concha Espina)  y en
           su solariego y amplio  caserón  indiano
           de su herencia, donde se apilan libros
           y recuerdos infi nitos.  Allí vive ahora,
           retirada de oropeles y el bullicio de las
           urbes,  Josefi na Aldecoa. Tiene 84 años.
           “Y aquí estoy –decía ella- en la soledad
           más deliciosa”. Ahora no escribe, pero
           eso ya no importa cuando hay tanto por
           recordar…


           Texto: Rosa López Moraleda
           Fotos: Mari Ángeles Tirado


                iempre quise escribir una   nieta de maestras de la Repúbli-  car cuando se  tercia la autora de
          “Shistoria romántica, una his-    ca. Y su apellido no menos real   “Los niños de la guerra” o “His-
          toria de amor. Y al fi nal lo he con-  es Rodríguez, pasando luego a   toria de una maestra”, probable-
          seguido”, decía Josefi na  Aldecoa   Aldecoa por su marido Igna-    mente sus libros más conocidos.
          al presentar  su último libro “Her-  cio, insigne escritor también, del
          manas” (2008), probablemente el   que enviudó prematuramente        El compromiso ético
          último que escriba, porque des-   en 1969, cuando el escritor con-
          de hace dos años -según su hija   taba tan sólo 44 años. Y es que   Josefi na, como su marido Igna-
          Susana- vive “su dulce retiro” en   por entonces, al matrimonio se   cio, Carmina Martín Gaite, Ra-
          Las Magnolias, su casa indiana de   le conocía como “los Aldecoa”.    fael Sánchez Ferlosio o Alfonso
          Mazcuerra, en Cantabria, donde    Luego pasó a ser Josefi na R. Al-  Sastre y Jesús Fernández Santos,
          se puede decir que todos sus libros   decoa, hasta que un poco por   formaron parte de la llamada
          están fi rmados, lejos del ajetreo de   abreviar a instancias editoriales,   “generación de los 50”, cuando
          Madrid: “Aquí estoy en la soledad   otro punto por su nieto  (“me   España todavía sangraba las he-
          más deliciosa”.                   llamaba RAldecoa…”) y mucho       ridas de una guerra –como todas-
                                            por admiración, decide y toma el   destructiva e inútil. Una saga de
          Josefi na Aldecoa es, en realidad,   apellido “de quien tanto aprendí a   escritores e intelectuales, de ami-
          leonesa (La Robla, 1926) e hija y   su lado y me apoyó”, suele expli-  gos también, donde “sin duda, el

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