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Una actitud positiva ante la enfermedad es la mejor medicina
















                                                                              Y sin embargo, siempre me ha
                                                                              llamado extraordinariamente la
                                                                              atención la naturalidad con la
                                                                              que el ser humano convive con su
                                                                              enfermedad en la primera infan-
                                                                              cia, frente a la angustia de quie-
                                                                              nes le rodeamos. Existe, tenemos,
                                                                              una capacidad de conformidad
                                                                              básica con lo que la naturaleza
                                                                              nos ha dotado, lo que permite ser
                                                                              feliz en casi cualquier situación.

                                                                              Probablemente tampoco hemos
                                                                              valorado lo sufi ciente el prota-
                                                                              gonismo que tiene la fuerza de la
                                                                              vida en nuestra existencia. Con
                                                                              una presencia tan continua como
                                                                              la luz, de la que hacemos un uso
                                                                              de forma tan permanente como
                                                                              inconsciente. La vida se abre cami-
                                                                              no, constantemente, con un empu-
                                                                              je inusitado. Esa energía tiene un
                                                                              poder que debemos canalizar, per-
                                                                              mitir que fl uya con espontaneidad,
                                                                              sin asfi xiarla con nuestros temores.

                                                                              Nuestra naturaleza nos invita a
                                                                              convivir con la enfermedad, más
                                                                              que a padecerla; a no dejar que la
                                                                              enfermedad se sitúe en el centro
                                                                              de nuestra vida, sino que sea una
                                                                              circunstancia en nosotros, para no
                                                                              permitir que la enfermedad arruine
                                                                              nuestra vida. Por ello sugiero que
                                                                              debemos dejar de ser “pacientes”,
                                                                              para actuar como “protagonistas”
                                                                              de nuestra existencia, realizar las
                                                                              mismas actividades que antes reali-
                                                                              zábamos si es posible, aunque ten-
                                                                              gamos que mantener los cuidados
                                                                              necesarios. Ser protagonistas de
                                                                              nuestra vida en cualquier circuns-
                                                                              tancia puede ser una de las claves
                                                                              para  aprender a convivir con la en-
                                                                              fermedad con naturalidad, incluso
                                                                              con optimismo.ambiente.

                                                                                               Más activos 41




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