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           trales, mantos senatoriales, tercios
                                              El Madrid de capa
           guerreros; tiene aromas de estu-
           diantes que corrían la tuna en     y espada
           Palencia o Salamanca y trae
           recuerdos de intrigas y embozados
                                              Capas famosas la de Antonio Pérez,
           en la corte de los Felipes; saca
                                              Juan de Escobedo o la de Rodrigo
           color y buen aire de las faenas tore-
                                              Calderón que acompañó a su dueño
           ras y se torna en rico brocado sobre
                                              al patíbulo. Nace el Madrid de
           las vírgenes de las procesiones; es
                                              “capa y espada”. Felipe IV, Lope de
           peto y espaldar para campesinos y
                                              Vega o Quevedo. Más tarde la capa
           pastores, arrebato volandero en los
                                              borbónica de Carlos III. Era la capa
           jinetes y cobertura sobria de peni-
                                              del pueblo de Madrid, usándola
           tentes y cofrades; comporta el                                     Jorge Antonio González y Carmen
                                              “majos”, toreros o “manolos”.
           buen porte de los próceres, escon-                                 Fernández, dos amigos de lujo de la capa.
                                              Posteriormente se enseñoreó con
           día la bolsa ruin de los hidalgüelos
                                              Mendizábal, Bravo Murillo o Martínez de la Rosa. Ramón Menéndez y
           y abrigaba los cuerpos tenaces de
                                              Pelayo la usaban con chistera en actos oficiales. Escritores, médicos y
           los peregrinos, en su visita al señor
                                              artistas adoptaron la capa de todos los días: Bretón de lo Herreros, José de
           Santiago”.
                                              Larra, Espronceda, Ventura de la Vega o Zorrilla la elevaron a o más alto
             La Asociación de los Amigos de
                                              del romanticismo y del arte. Al poeta Emilio Carrere la capa le sirvió hasta
           la Capa de Madrid reivindica esta
                                              de su mortaja en su entierro. Julio Romero de Torres, Manuel Machado, los
           prenda para que se lleve con orgu-
                                              hermanos Álvarez Quintero, Eduardo Marquina, los maestros Federico
           llo y señorío. “En los albores del
                                              Chueca y Serrano, Camilo José Cela o el Rey Juan Carlos escogió esta pren-
           siglo XXI –dice Flórez- vivimos
                                              da para presentar su biografía. Si en España la lista de capistas ilustres es
           inmersos en una inevitable globali-
                                              extensa y variada, allende de nuestras fronteras son muchos los personajes
           zación, por eso hay una necesidad
                                              que se han enamorado de ella. Se cuenta que cuando Hillary Clinton habi-
           por recuperar las tradiciones, y qué
                                              taba en la Casa Blanca, en sus armarios colgaban capas de distintos colo-
           mejor que hacer un homenaje a
                                              res y tamaños. Artistas de cine, como Yul Brinner eran un enamorado de
           esta prenda tan querida. Quizá la
                                              esta prenda tan española –poseía seis-. El director de cine, Fellini, conta-
           capa sea la prenda de vestir más
                                              ba en su guardarropa con cuatro. Los toreros la visten de paño fuera de los
           costumbrista y más representativa
                                              ruedos, y en las embajadas le dan un tratamiento de cortesía para persona-
           de nuestro país. Saquémosla del
                                              lidades de estado. Solo un enemigo de la Capa se ha registrado en toda la
           baúl donde tantos años ha perma-
                                              historia. Primero no era español, y segundo, no está muy claro que realmen-
           necido, pongámosla sobre nuestros
                                              te fuera su enemigo. Nos referimos al marqués de Esquilache, valido de
           hombros y llevémosla con orgullo y
                                              Carlos III, que prohíbe la capa larga y el sombrero de ala ancha, por razo-
           señorío, pensando que no solamen-
                                              nes seguridad. Pero eso es ya historia.
           te es cosa de unos cuantos abuelos
           y nostálgicos, sino de todo aquel
           que no quiere que muera en el    te entre nuestros asociados”- afir-  do, tanto por la ausencia de un pro-
           recuerdo”.                       ma Flórez.                        tocolo adecuado, como por llevarse
             La Asociación es –según sus                                      a cabo sin ritual alguno, la Asocia-
           estatutos- apolítica, y su propósito  IMPOSICIÓN DE CAPAS          ción Amigos de la Capa impuso
           es el de unir el entusiasmo de                                     este pequeño protocolo que sirvie-
           aquellos quienes mantienen la tra-  Una vez rellenado la solicitud el  ra en el futuro para la imposición
           dicional costumbre de usar la Capa  significante – y siempre que acep-  de la capa.
           española. “Lo que nos proponemos  te los estatutos de la Asociación-,  El secretario, tras pedir la venia
           es exaltarla en actos, y con su uso  el momento más solemne, es cuan-  al maestro de ceremonias, va lla-
           habitual, conseguir que no se que-  do se impone la pañosa, se le hace  mando a los nuevos asociados que
           de en un traje regional o prenda de  entrega del carné y el título e insig-  irán acompañados de sus respecti-
           carnaval. Si tienes estas mismas  nias al nuevo asociado. Como el  vos padrinos. Estos llevarán puesta
           inquietudes, nos encantaría contar-  acto pasaba bastante desapercibi-  su capa, y en la mano, la capa de


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