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Miembros del grupo Amigos de la Capa de Madrid.
presidencia el periodista, cronista Media, la capa era el manto obliga- contra un ministro ilustrado: Esqui-
de la villa y escritor, Rafael Flórez, do de todos los estamentos de la lache. Pero es en el siglo XIX cuan-
el Alfaqueque. sociedad: capuces para los guerre- do la capa triunfa definitivamente,
Se celebra el Día de la Capa el ros, tabardos y lobas para los en sus cuatro variantes más cono-
11 de noviembre, festividad de san nobles, capas magnas para los reli- cidas: la madrileña o pañosa, con
Martín de Tours, el patrón de los giosos y capotillos de aldas para los esclavina, cuello bajo y embozo de
capistas. Las madrinas son la Vir- campesinos. En el siglo XVI, la terciopelo, de color verde o rojo; la
gen del Castañar de Béjar y Nues- capa era signo y medida exterior de castellana o parda, de paño pardo o
tra Señora Real de la Almudena de linaje. Cuanto más corta, mayor marrón sin vivos y con grandes bro-
Madrid. nobleza se le suponía al portador; ches; la catalana, de amplios vue-
“La historia de un país –dice así al rey se la remataban en la cin- los y capilla galoneada; y la anda-
Rafael Flórez- se puede seguir de tura; los gentiles hombres la corta- luza, de esclavina más corta y de
diferentes formas, pero los españo- ban a medio muslo; los artesanos y menor longitud.
les la podemos seguir a través de la menestrales en las rodillas, y los
capa. Ella ha formado parte de los villanos en los pies. Fue entonces EL ABRIGO SE PONE, PERO LA CAPA
momentos más interesantes de cuando el uso de la capa se extien- SE LLEVA
nuestro acontecer diario. Nadie de a otros países. En los antiguos
puede decir que no ha tenido una grabados y láminas se ve con qué Los seguidores de tan distingui-
actualidad esplendorosa en cada soltura y gracia solían embozarse la da prenda dicen de la capa, “que
momento de su pasado, aunque capa los franceses, flamencos, es como un caballo que tiene que
quisiéramos muchos que volviera a ingleses, italianos y portugueses. compenetrarse con el jinete para
levantar el “vuelo”. De momento, En el siglo XVII, todavía pervive enredarse los dos en majeza. El
sólo nos queda remitirnos a otros el ferruelo, capita corta que solía abrigo se pone, pero la capa se lle-
tiempos”. terciarse galanamente sobre un va. Sólo hace falta echarle a sus
Flórez, como buen escritor y hombro, pero también hacen moda pliegues una pizca de prestancia y
periodista, cuenta que ya los roma- otras capas y mantos. El siglo XVIII otra de alegría, para que ella solita
nos adoptaron la sagúm celtíbera, nos trajo dinastía borbónica y gus- se encandile y regale donaire y
que era una especie de capa abier- tos franceses: las capas cortesanas salero”.
ta en los costados y sujeta con una se fabrican con tejidos más ligeros Y otros añaden: “La capa, esa
o fábula en el hombro. Los árabes y de vivos colores. La longitud de la atmósfera de tela ondulante y
nos dejaron su albornoz, especie tela se hace cuestión de estado, y obsequiosa es memoria tejida de
de capote con capucha. En la Edad hasta provoca un motín popular nuestra historia. Evoca ritos ances-
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